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Julio Lage González - Madrid

Presidente de la Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid (AEGAMA), ex director general del Banco Santander y ex director ejecutivo de “la Caixa”

“Aún se conoce poco que Ourense es la segunda ciudad europea en capacidad termal”

THa formado parte de las cúpulas ejecutivas de entidades financieras de referencia como Santander, “la Caixa” y Banco Español de Crédito; de consultoras de la talla de Arthur Andersen; de grandes grupos empresariales como consejero asesor (labor que continúa ejerciendo); y de instituciones como la Fundación I+E Innovación España. El ourensano Julio Lage González es uno de los ejecutivos gallegos con mayor recorrido a nivel estatal. Es ingeniero de Telecomunicaciones y doctor en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, y máster en Ingeniería del Conocimiento.

Inició su carrera profesional en la empresa Burroughs (la actual Unisys), y a continuación pasó a formar parte de la compañía Digital Equipment Corporation, como director de las áreas de tiempo real y telecomunicaciones. En su posterior etapa profesional ejerció durante diez años en Arthur Andersen, de la que fue socio. Además, fundó y presidió su propia consultora tecnológica, Europa Management Consulting.

Ya en la banca, fue durante año y medio director general adjunto de tecnología y sistemas del Banco Español de Crédito, período en el que participó como consejero de 4B y de las compañías tecnológicas filiales del grupo Banesto. De esta entidad pasó al Banco de Santander, en el que asumió el cargo de director general, así como consejero de las empresas filiales tecnológicas y de gestión de tarjetas, presidente de la Agencia de Certificación Electrónica (ACE) e impulsor de Santander Universidades (hoy Universia). Durante sus cuatro años de permanencia en el grupo Santander tuvo una intensa relación con Latinoamérica.

En agosto de 1998 se incorporó a “la Caixa”, entidad a la que estuvo vinculado durante diez años. Fue director ejecutivo y dirigió las áreas de Organización, Tecnología y Telecomunicaciones, Sistemas de Información, Banca Electrónica e Innovación, Internacional (incluida la expansión internacional) y Relaciones Institucionales. Ha sido el creador de Emprendedor XXI e Intégrate XXI. En el sector financiero también desempeñó las funciones de consejero del Banco Herrero, Visa España, Sermepa, Semp, Caixabank Andorra y de la compañía de seguros CAIFOR (Fortis & VidaCaixa).

Cuando se desvinculó de la banca y finanzas, fue nombrado director de la Fundación I+E Innovación España, cargo que ostentó hasta 2014 y que compaginó con la presidencia de la Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid (AEGAMA). Actualmente también es vicepresidente de la comisión ejecutiva del Consejo de Cooperación Económica, que agrupa grandes empresas de España, Francia, Italia y Portugal, y miembro fundador y vicepresidente ejecutivo del Instituto Choiseul España.

Texto: Javier de Francisco ©

  • Como presidente de la Asociación de Empresarios Gallegos de Madrid (AEGAMA), ¿mantiene mucha vinculación con la economía gallega y con el asociacionismo existente en esta Comunidad?

Sí, mantengo mucha vinculación con Galicia. Tengo muy buena relación con mucha gente y con muchos colectivos, pero especialmente con las asociaciones empresariales gallegas, tanto con la Confederación de Empresarios de Galicia como con varias confederaciones provinciales, y en más de una ocasión intentamos hacer cosas juntos.

 

 

  • Las asociaciones empresariales no gozan actualmente del mejor prestigio social, por las divisiones internas, por las luchas de poder e incluso por cuestiones judiciales relacionadas con la formación...

En el mundo asociativo siempre hay disensiones. Hacer que llueva a gusto de todos nunca es fácil, por mucho que se trabaje y por muy bien que se intenten hacer las cosas. Por eso hay periódicamente unas elecciones. En las asociaciones empresariales los cargos de presidente y junta directiva son sin ánimo de lucro, no están remunerados, y eso constituye una gran ventaja. Si viene otro que lo pueda hacer mejor, pues estupendo; todos encantados y a seguir ayudando. Yo entiendo que cualquier marea que haya en el empresariado se resolverá de una manera o de otra. De lo que estoy seguro es de que el objetivo del presidente de cualquier asociación es hacer lo mejor por sus asociados y en el caso de Galicia, al igual que en el nuestro de AEGAMA, otro gran reto es hacer también lo mejor por nuestra querida tierra. Desde aquí hacemos todo lo posible para intentar que se muevan inversiones hacia ahí, colaborando con las autoridades gallegas, tanto autonómicas como locales, para conseguir que pueda haber proyectos interesantes tanto de los empresarios a los que representamos como a través de las relaciones que mantenemos con toda la red internacional. Ahora mismo tenemos convenios con asociaciones como la de Estados Unidos, México y República Dominicana, pero hay más que estamos a punto de firmar.

 

  • Pero al final, entidades que tendrían que ser ejemplares, como las confederaciones de empresarios, ¿pueden estar en riesgo de que la sociedad las vea más como cazadoras de subvenciones, de cursos y de estímulos económicos, y no como agentes dinamizadores del empleo y de la economía local?

Claro que puede ocurrir. Una asociación se debe a sus asociados y a nada más. Hasta donde sea alcanzable tiene que poder vivir lo menos posible de subvenciones y de cursos. Una patronal tiene la obligación de dar cursos, pero una asociación como la nuestra no. Si en un momento es necesario lo hacemos, pero generalmente buscamos asociados nuestros que den esos cursos, a ser posible gratuitamente, a otros asociados. Pero no como un negocio para la asociación. Ésta tiene que vivir de sus cuotas y de aquello que gracias al apoyo a los asociados, éstos lo devuelvan después haciéndose patrocinadores o asociados de un nivel superior. Tenemos por ejemplo el caso de Abanca, que es un excelente apoyo para nuestra asociación, porque ha visto la oportunidad del mundo gallego, y así puede acercarse un poco más a las empresas gallegas. Yo tengo que agradecerles mucho su labor, porque nos apoya constantemente, al igual que a otras instituciones de Galicia y de otros lugares. Las asociaciones cada vez tienen que vivir menos de cuestiones que sean poco del mundo asociativo y vivir más de la propia ayuda que prestan a los empresarios. Es precisamente eso lo que hace que se vea con más unidad y riqueza el beneficio para todos. Una asociación, si en un momento determinado tiene cualquier problema, debe tratar de limarlo lo más rápidamente posible. Ninguna está ausente de problemas. Te puedes equivocar, a veces haces algo que gusta a unos y a otros no, y aunque la mayor parte de las ocasiones se decida por consenso, puede ocurrir una mala decisión. Y luego, claro, una junta directiva tiene que estar dispuesta a dejar el paso a otra si en un momento determinado su tiempo ha pasado. Nadie tiene ninguna prebenda ni ningún privilegio dentro de una asociación. Solo es uno más. En AEGAMA, y supongo que será así en la mayor parte de los colectivos empresariales, nadie percibe ningún ingreso, ni uno solo, procedente de la propia asociación. Es más, siempre digo que no solo no tienes ingresos sino que a veces pones tú el dinero. A nivel asociativo tiene que haber una gran generosidad.

 

  • Volviendo a las peculiaridades de la economía gallega, la inversión extranjera lleva años instalada como una de nuestras grandes debilidades. ¿Cree que se reactivará la inyección del exterior en los próximos años, a medida que el sistema productivo consiga aparcar la crisis?

En nuestra Asociación estamos luchando por ello. De hecho, una de las cosas que hacemos es, en base a los acuerdos que tenemos con las asociaciones de otros países, intentar que cuando un empresario gallego de cualquier lugar del mundo quiere hacer una inversión piense en Galicia. En ese caso nosotros le ayudamos, le establecemos los caminos de conexión con las autoridades, fondos de inversión, fondos de capital y le ayudamos en todo lo necesario para llevar a cabo su inversión. Es una de las misiones que nos autoimponemos. Pero no siempre se consigue, porque lógicamente una cosa es intentar generar inversiones y otra que finalmente ocurra.

 

 

  • ¿Desde AEGAMA les resulta fácil interactuar con la Xunta de Galicia a la hora de captar inversores?

Sí, sí, francamente es fácil. Tenemos una excelente relación, hablamos con ellos con muchísima frecuencia y cada vez que tenemos la oportunidad de hacer algo siempre nos escuchan. Luego las cosas pueden ocurrir o no, dependiendo de los intereses del inversor o de los que persiga la propia Xunta. Si hay encaje, el apoyo que percibimos es siempre muy grande y positivo. Del conselleiro de Economía siempre tenemos todo el apoyo del mundo y mucha cordialidad y un trato fácil.

 

  • Usted que conoce perfectamente el sistema financiero de Galicia y muchos de los sectores productivos, ¿percibe que en esta Comunidad hay potencialidades que no terminan de explotar y de generar riqueza en la región? ¿Qué tipo de impulso necesitarían para activarse o fortalecerse?

Tanto desde la Xunta como desde las propias asociaciones hay interés por todos los sectores. Pero sin duda, hay determinadas actividades que pueden ser muy potentes y que necesitan algo más. Nuestra ayuda la tienen. Estamos hablando por ejemplo de todo el sector del termalismo. Galicia es un territorio en donde todo el tema termal tiene un gran atractivo, especialmente en Ourense, con un gran peso específico. Es la segunda ciudad europea en capacidad termal. Lo que ocurre es que mucha gente no lo sabe y cuando busca termalismo piensa en otras comunidades y en otros países como Hungría, la República Checa o Rumanía. Todo esto pasa porque se dé a conocer más lo que tenemos y al mismo tiempo se acompase con una adecuada oferta hotelera y de servicios. Si la oferta hotelera y de servicios no se conoce, entonces nada va a ocurrir, o ocurrirá poco. Ahí hay un esfuerzo por hacer. Tampoco me cabe ninguna duda de que el sector ganadero y agroalimentario en Galicia es muy importante. No todo es fácil y hay problemas, claro que sí. Pero poco a poco, luchando, con inteligencia y con un poco de innovación, se pueden hacer grandes cosas. Como no suele ocurrir nada, vamos al mundo ofreciendo lo que ya todo el mundo tiene. Si vamos con más de lo mismo, lo tendremos mucho más complicado. Pero ocurre lo contrario si inventamos, si tratamos de ser innovadores y de ofrecer algo diferente. Imaginemos por ejemplo un sector como el lácteo. La oferta es muy grande en muchas partes del mundo, no solo aquí. Si somos capaces de ofertar algo diferente, productos de calidad, tendremos oportunidades porque seremos competitivos. Yo siempre tengo la teoría de que hay que ser capaces de buscar los nichos de oportunidad o los huecos donde los demás no están. Ahí las asociaciones, y concretamente AEGAMA, estamos muy dispuestos a apoyar a las autoridades, a las empresas y a otras asociaciones para difundir sus productos o sus servicios, para que sean conocidos por todo el empresariado y por todos los países a los que podemos llegar desde nuestra modesta asociación.

 

  • Por su experiencia en el servicio de intermediación y asesoramiento que presta AEGAMA, ¿hoy resulta más fácil conseguir que invierta en Galicia un gallego del exterior o un inversor extranjero sin vinculación con esta comunidad?

En eso no hay grandes diferencias. Teóricamente tendría que ser más fácil que invirtiese un gallego, porque el amor a la tierra hace mucho, y hay gallegos que lo están haciendo. Se me viene a la cabeza Amancio López Seijas, el presidente de la cadena Hotusa, que está realizando inversiones importantes en su tierra de origen y haciendo crecer negocios y dando empleo. Como él seguro que habrá muchos que yo desconozco y seguramente habrá más gente haciendo labores igual de importantes. Después hay empresas que también apuestan por esta Comunidad. La región gusta a todo el mundo. Galicia es un territorio que no tiene contraindicaciones. Cuando un inversor mira hacia Galicia no ve problemas de inestabilidades. Hay una estabilidad política, hay un momento económico que está mejorando -dentro de la situación que vivimos en el país, que no es fácil-, y en esa lucha titánica por despegar fuertemente, la comunidad gallega tiene un cierto grado de estabilidad, ha hecho un gran esfuerzo desde hace muchos años, y yo creo que se ha hecho bien. Ese crecimiento ayuda a que la gente mire hacia esta región. Un empresario siempre busca, básicamente, que en primer lugar haya una estabilidad y una seguridad jurídica para sus inversiones, y a continuación, estabilidad en el empleo y en la formación de las personas. Tenemos muy buenas universidades y muy reconocidas, gente muy bien preparada y formada... Y esta virtud o esta ventaja, cuanto más se sepan, mejor. Por fortuna, esto comienza a saberse y todos estamos ayudando a difundirlo. Luego esa estabilidad económica que se aprecia permite que la gente no tenga miedo. Qué va a decir un gallego, pero éste es un territorio maravilloso, porque tenemos de todo. Y es que además, tenemos gente muy buena a un salario justo, pero no tan elevado como en otras comunidades con competitividad empresarial mucho mayor, y al mismo tiempo contamos con gente preparada, niveles salariales razonables y rotación baja. Y como gran complemento, también está esa mirada hacia el exterior que resulta única. El gallego siempre ha sido emigrante y nunca ha tenido miedo a salir afuera. Por tanto ha sido emprendedor. Eso Galicia lo tiene y le ha llevado a tener un nombre en el mundo. Todo esto hace que ciertas salidas al mundo exterior resulten más sencillas al estar apoyadas por las plataformas de la Xunta, por la Confederación de Empresarios que las gestiona y por las asociaciones empresariales gallegas. En esa línea, cuánto más vayamos mejorando la relación y los apoyos, conseguiremos que haya más gallegos que vengan a invertir y empresas que sabiendo las condiciones que les ofrece Galicia piensen en poner aquí un pie y desde aquí hacer otras operaciones. Todo esto es lo que estamos fomentando desde AEGAMA. De hecho, hay varias empresas que estamos propiciando que vayan ahí y que no son gallegas. Las estamos llevando porque pensamos que su interés en Galicia es grande y porque pueden jugar un papel importante para toda la región, por desarrollo económico, por desarrollo empresarial y porque están en huecos de mercado únicos. Al final tratamos de mover emprendedores. Yo creo que en este movimiento de inversiones, la Xunta tiene que ser tan generosa como le resulte posible, porque esto es futuro. Cuando se invierte en una empresa que está creciendo, si se le ayuda, estamos creando futuro, empleo para el día de mañana y dinamismo para sectores que tienen poca competencia exterior todavía.

 

 

  • Llevamos décadas escuchando hablar de la fortaleza que podría canalizar un gran lobby gallego del exterior. Desde hace unos años se han retomado en Galicia los encuentros de empresarios gallegos de la diáspora. Sin embargo, ¿no cree que estamos en riesgo de perder a pasos agigantados el vínculo de la emigración, que parece diluirse con cada salto de generación?

Este año 2015 hemos hecho el segundo encuentro de gallegos por el mundo. Vinieron casi 400 personas y ha habido una representación muy amplia de todas las asociaciones empresariales gallegas. Acudieron grupos nutridos de emigrantes que crearon lazos de unión, debates para promover encuentros empresariales y ahora varias asociaciones estamos trabajando conjuntamente en promover de forma permanente ese espíritu que se ha creado a raíz de los dos encuentros, para que perdure, para que sea vivo y para que no quede limitado a una sola fecha en todo el año. Estamos creando espacios para que la gente cuente qué negocios quiere constituir y qué quiere hacer, para que proponga inversiones, para que busque compañeros de viaje... En fin, la meta es un mundo abierto para que, a través de este camino de relación que vamos constituyendo los gallegos, trabajemos cada vez más unidos. El reto no es qaue Galicia sea solo un punto de encuentro. El gran desafío es que entre todos seamos capaces de mover su economía.

 

  • ¿Y en ese movimiento de la economía gallega, confía en que la coyuntura juegue a favor en los próximos años? ¿Habrá más oportunidades y una mejor accesibilidad laboral para que los jóvenes no se sigan viendo forzados a emigrar por necesidad y a poner su talento al servicio de otros países?

Yo siempre soy positivo. Ser negativo conduce a muy poco. Se encierra uno en sí mismo y termina autocercenando las posibilidades que pueda haber. Es una realidad que los parámetros económicos están mejorando. Lo que pasa es que hasta ahora lo que mejora es la macroeconomía, y el ciudadano de a pie de lo que vive es de la microeconomía. No hay que olvidar que nosotros somos un país más de consumo que de producción, así que tenemos que activar la cadena de consumo, porque es nuestra gran fábrica. Como país estamos mejorando. Cuando mejora la macroeconomía, sin ninguna duda al cabo de un tiempo empieza a mejorar la microeconomía. De hecho, si observamos los últimos parámetros, el consumo ha empezado a aumentar, lo cual es un indicador favorable. Por eso yo soy positivo. Las cosas van a ir mejor. Creo que están yendo ya mejor. De todos modos esto no es fácil. Hemos salido de una crisis muy gorda, de una crisis creada, porque no solo ha habido fallos económicos muy grandes, sino porque todo el tema de valores y principios éticos no ha sido especialmente bueno. Esto ha creado ciertos agujeros que tardarán mucho tiempo en recuperarse y que, cuando se recuperan, nunca vuelven a ser como antes. Yo creo que los crecimientos resultarán más moderados, poco a poco, como deben de ser para generar sostenibilidad. Y una cosa que yo considero vital es el emprendimiento. El apoyo a la capacidad creativa, a los jóvenes y no tan jóvenes, a aquella gente que por necesidad o por inquietud, con independencia de su edad, apuesta por emprender. Tienen que recibir todo el apoyo del mundo en este país para poder llevar adelante sus ideas. Esto es lo que hará que nuestro tejido empresarial se solidifique. Y cuando digo todo el apoyo del mundo, no me refiero solo al de las autoridades autonómicas, locales o centrales, sino también del mundo financiero. Si no tienen financiación, no podrán hacer nada. Si no se les ayuda sabiendo que apoyar un emprendimiento tiene un riesgo, pero también que es un beneficio social para el país, poco podremos progresar. Si de cada diez emprendimientos salen dos bien, con toda seguridad aquella sociedad que haya invertido en los diez habrá ganado mucho dinero. Aunque pierda en ocho, compensará sobradamente. Por otra parte, hay parámetros mentales en nuestra sociedad que tienen que cambiar. Un joven universitario no puede seguir pensando que su estabilidad no está únicamente en una gran multinacional, sino que también puede estarlo en su propio proyecto, cuando decide invertir su tiempo y su conocimiento en crear algo. Esto en Estados Unidos lo tienen clarísimo. Aquí sin embargo es extremadamente bajo el índice de emprendedores. Es un esquema mental que tiene que cambiar. Hace diez años, cuando uno se colocaba en una gran empresa podía pensar que tenía trabajo para toda la vida; pero hoy esto ya no es así. Muchos trabajos son por proyecto, otros están condicionados a los resultados de la empresa... Por lo tanto, el miedo al emprendimiento se perderá un poco más en los próximos años, porque no es tan distinto emprender y equivocarse que entrar en un trabajo y perderlo al cabo de seis meses o un año. Lo que es cierto es que emprender y equivocarse siempre supone una enseñanza. Pero aquí estamos ante un problema de ir cambiando hábitos. Esto requiere repetir las cosas muchas veces, que la gente vaya aprendiendo por sí misma..., pero también requiere un acompañamiento sólido y un apoyo muy grande por parte de las autoridades económicas, de las empresas financieras, de los business angels y de las redes que puedan ayudar a que cualquier persona sea capaz de sacar adelante un nuevo negocio y una nueva empresa. Hoy con un talento y un conocimiento tan grande como existe en el país, ocurre que la regeneración económica y laboral seguramente no viene por pequeños negocios, sino por emprendimiento del talento, que es el embrión de una empresa para el futuro. Esto debemos de pensarlo bien y hemos de apoyarlo. En AEGAMA tenemos un área de apoyo al emprendimiento, para que los hijos de empresarios y los estudiantes gallegos que cursan en universidades madrileñas puedan entrar en nuestra asociación sin cuota hasta que no terminen sus estudios y empiecen a trabajar. Lo hacemos para apoyar una relación entre el mundo universitario y el mundo empresarial; para que lo vean de cerca y si pueden ser emprendedores, mejor.

 

  • No puedo resistirme a preguntarle finalmente por el nuevo “mapa” financiero de Galicia. ¿Le convence cómo ha quedado o el vuelco ha sido demasiado radical, sin el papel tradicional de las Cajas y sin bancos históricos? ¿Podemos decir que sigue existiendo un sistema financiero gallego, o hoy ya no tiene sentido esta definición?

Yo diría que quedó lo mejor que podía quedar. Es decir, en esa situación no podía quedar mejor. Podría haber pasado perfectamente que el sector financiero gallego hubiera desaparecido y ya no fuera sector financiero gallego, sino un sector financiero en base a sucursales de otras instituciones. Pero afortunadamente hoy existe un sector financiero gallego con bancos gallegos, véase el caso de Abanca, que es un caso perfecto porque de alguna manera representa una institución con sede en Galicia que genera trabajo en Galicia y que desde aquí se expande por toda España. Esto ha sido muy bueno, porque no olvidemos que el sector financiero ha sufrido unos problemas enormes, con toda la crisis que ha habido, y en esa crisis tan enorme hay muchas instituciones que han desaparecido, que eran señeras, muy conocidas, fundamentalmente en el mundo de las cajas de ahorros, y que ya no están. Han perdido el nombre, la imagen y el posicionamiento en una comunidad concreta. Y por qué, pues porque no quedaba más remedio. Primero son las personas que tienen su dinero allí y una institución tiene que responder siempre ante sus impositores y ante sus clientes. Si para ello es necesario que varias instituciones se unan en una sola para crear una más fuerte que sea capaz de resistir y de sobrevivir en el futuro, tiene que ser así. La otra opción es que cierre y que se genere una situación de quiebra en la que pierde todo el mundo; pierde la región, pierden los empleados y pierden los clientes. En Galicia, afortunadamente, tenemos instituciones como Abanca o como Pastor que mantienen la marca. Es muy importante que en una zona geográfica haya siempre instituciones propias, que piensen cómo invertir en la región, cómo crear economía local. Y en esta Comunidad, gracias a todo este proceso, al menos se ha conseguido que haya instituciones que vuelven a ser señeras y que permiten que exista una banca gallega en Galicia.

 

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