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MARTÍN BARREIRO CARREIRA - MADRID

Físico meteorólogo, presentador de El Tiempo TVE1 y divulgador científico sobre clima, meteorología y cambio climático

“El coronavirus nos demuestra lo vulnerables que somos, por muchos avances tecnológicos que hayamos logrado”

Su espacio en TVE1, “El Tiempo fin de semana”, tiene una audiencia media de 3 millones de telespectadores. Ha recibido premios que lo acreditan como mejor meteorólogo de televisión -concedido por la Sociedad Meteorológica Europea-EMS- y como mejor comunicador de televisión (Academia Gallega del Audiovisual). Por su popularidad, empatía y conexión con el público tiene caché como maestro de ceremonias y eventos de empresa y sociales de todo tipo, especialmente en Madrid y Galicia.Diez años después de dar el salto desde la Televisión de Galicia a TVE1, y en plena carrera profesional de éxito, el lucense Martín Barreiro mantiene la naturalidad, la cercanía y la accesibilidad de siempre. Desde julio de 2010 es meteorólogo y presentador de El Tiempo en TVE1 (edición fin de semana), tarea que compatabiliza -desde 2005- con la de colaborador de La Mañana de La 1 y con múltiples jornadas de divulgación (conferencias, foros y mesas redondas) como experto en meteorología, oceanografía y climatología. Es físico meteorólogo, con especialidad en Oceanografía, y socio fundador de ACOMET, la Asociación de Comunicadores de Meteorología. Inició su carrera en 2001, como meteorólogo de Meteogalicia y presentador de la información del tiempo en TVG. Se despidió de la audiencia en junio de 2010, debido a su fichaje por el canal público estatal. A comienzos de marzo, el nombre de Martín Barreiro irrumpió en el largo listado de personajes públicos que han contraído -y superado- el coronavirus.

Texto: Javier de Francisco ©

Permíteme que mi primera pregunta sea sobre tu estado de salud. ¿Qué tal te encuentras?

Me encuentro bien. Ya hace tiempo que me dio negativa la PCR y estoy bien. En mi caso fue muy largo y muy duro... La recuperación digamos que no es total, total, pero físicamente sí que me encuentro bien. No tengo nada de sintomatología. Han pasado bastantes semanas, pero todavía estoy bastante sensible al tema. El coronavirus nos demuestra y nos está recordando lo vulnerables que somos, por muchos avances tecnológicos que hayamos logrado. Esa es sin duda una de las grandes lecciones de la pandemia.

¿Tu familia también se encuentra bien?

Sí, mi familia también se encuentra bien. Mi mujer tuvo menos síntomas. Le afectó uno que es bastante frecuente y que consiste en la pérdida de olfato y gusto durante algún tiempo. Nuestros hijos -es padre de dos hijos, de 6 y 8 años- no presentaron ninguna sintomatología destacada y no tenemos certidumbre si lo han pasado también. En general estamos todos bien.

Nos alegra mucho esa rápida recuperación, Martín. Estos días cumples diez años en Madrid. ¿Fue un cambio profesional y una adaptación muy difícil?

La primera etapa en Madrid fue muy emocionante. Salir de una televisión autonómica, de una ciudad como Santiago, pequeña... Yo estaba encantado en Santiago y en la Televisión de Galicia. Fue un cambio grande, lleno de emociones, de cosas nuevas, en una ciudad muy vibrante y diferente a lo que yo estaba acostumbrado. Esa primera etapa fue muy divertida, todo nuevo, aprender una forma diferente de trabajar, con más responsabilidad porque te diriges a un territorio mayor y a más público... Eso requiere aprender más. En realidad el aprendizaje nunca cesa, sino todo lo contrario, porque cuanto más te pares y más evoluciones en tu forma de trabajar y en tus conocimientos, mejor para tu profesión. Yo es que soy muy autocrítico con mi trabajo; soy el primero que me busco los defectos antes que las virtudes. Ya sé que puede sonar a pedantería, pero eso me ha hecho progresar profesionalmente, el hecho de exigirme hacerlo cada vez mejor. Al principio el esfuerzo es muy grande, ya que cuando llegas a un lugar nuevo el esfuerzo es mayor. Luego no es que disminuya la intensidad con la que lo intentas, pero sí que adquieres unas dinámicas y una forma de trabajar más rodada, con mayor velocidad de crucero.

De la especialización en la climatología de tu comunidad, has pasado a tener que dominar las claves en meteorología de todo un país, con fuerte diversidad y contrastes. El esfuerzo es más que notable.

Sí, eso es indudable. Galicia tiene partes complicadas, tiene mucho que detallar y pronósticos duros, pero cambiar a un territorio más grande es multiplicar zonas que tienen sus peculiaridades y que yo, en principio, no conocía tanto... Aunque había viajado mucho por España y Portugal con mis padres, no estás en cada lugar viviendo, y así como sabes perfectamente cómo se comporta el nordés en A Mariña, no tienes tanto conocimiento de diferentes meteoros en otras zonas de España. Todo eso requiere un aprendizaje, nuevos conocimientos y aprender a funcionar con todos ellos. Es una experiencia muy interesante, pero requiere un esfuerzo importante por llegar a conocer bien esas peculiaridades y saber los porqués de cómo se comporta el tiempo en esos lugares.

¿Te veremos ya siempre en TV en Madrid o siempre hay alguna opción de regreso o de nuevos cambios?

No tengo ningún planteamiento de cambio a medio plazo, pero tampoco de quedarme toda la vida. Los gallegos tenemos eso de que sufrimos mucho arraigo y no puedo negar que cada vez que volvemos a Galicia (su mujer es también gallega, de Monterroso, y con años de residencia en Arzúa) disfrutamos mucho. Se disfruta muchísimo estar en tu tierra, en tu casa, con tu gente y con todas las cosas buenas que hay en Galicia. Vivir en una ciudad grande te enseña un poco lo hostil que puede llegar a ser convivir con mucha gente. Antes te contaba que esa primera etapa en Madrid fue muy emocionante, pero reconozco que también hubo una etapa más dura, de adaptación a una ciudad competitiva. Tienes experiencias más negativas. No todo es positivo.

Pero tu siempre has tenido y tendrás la ventaja de la empatía y de lo bien que conectas con el telespectador. ¿Es un don innato o se aprende y mejora?

Agradezco tus palabras. Puede ser innato, no lo sé. Yo soy una persona que en mi vida personal me gusta mucho la gente. Tengo muchos amigos. Obviamente los amigos buenos e íntimos, a los que les cuentas asuntos muy, muy personales, son menos, lógicamente. Pero a mí me encanta la vida social, me encanta hablar con la gente. Una de las cosas duras del coronavirus, para mí, después de la enfermedad, de todo lo que ha traído y por supuesto de las noticias de todas las desgracias que está habiendo, que es lo más terrible, después de eso está esa parte social que a mí me pasa mucha factura. Es el hecho de que en realidad la propia enfermedad nos está pidiendo un distanciamiento social que es necesario y duro para las personas a las que nos gusta tener mucha cercanía social. Yo creo que tener esa afinidad por las personas, por hablar y conocer gente, alomejor me hace ser más empático. No lo sé. Es cierto que a nivel profesional también me esfuerzo mucho por intentar que se entienda, en una palabra por intentar ser útil. Intentar que mi trabajo llegue, que sea útil, que tenga sentido y que a la gente le pueda servir de algo.

Volviendo al Covid-19, han tenido que ser impresionantes los mapas mostrando a nivel mundial mínimos de polución durante el confinamiento...

Lo era, lo era. Yo, viviendo en Madrid, percibía que cambiaba hasta el olor del aire. He comentado en alguna entrevista que cuando llegué a Madrid notaba que, al ser una atmósfera con tanta polución, se pierden los olores. Las cosas dejan de oler porque predomina el aire contaminado, que en general tiene un olor malo y anula el del resto de las cosas. Yo cuando llego a Galicia lo primero que noto es que todo, los árboles, el mar... todo tiene olores que se transmiten. En Madrid eso se pierde, pero durante los días de confinamiento notábamos el cambio en el aire, que estaba mucho más limpio. Hay algo que está claro. El problema del cambio climático es un problema real, muy grave y nos está afectando ya. Pero además tiene variantes que también son graves en sí. Por ejemplo, el hecho de que sigamos emitiendo CO2 presenta como parte negativa que continúe aumentando el efecto de invernadero y que siga subiendo la temperatura, con lo cual sigue aumentando la gravedad del cambio climático, y al mismo tiempo el propio aire contaminado que nos perjudica. Ahí hay una doble vertiente negativa en la contaminación. Por eso es algo en lo que tenemos que luchar todos juntos por solucionar, la emisión personal de cada uno de nosotros, y obviamente exigirle a toda la industria y a los gobiernos que tomen medidas. Pero como individuos, nuestras emisiones, ya bien sea de nuestros vehículos, de todo lo que hacemos para emitir, suman muchísimo y tenemos que tenerlo presente. El cambio climático mucha gente cree que es cuidar el Planeta y ya está, pero hay que ser cautos. Hay que cuidarlo, por supuesto, pero también por nuestro bienestar como especie, como sociedad y como individuos vulnerables a la temperie. Si el tiempo se complica mucho, nosotros somos muy vulnerables. Podemos sufrir gravemente las consecuencias de ese tiempo adverso. De hecho ya las estamos sufriendo, pero todo puede ir a peor. Ya no es una cosa, solamente, que también, de cuidar del medio ambiente. Claro que sí. Pero no podemos olvidar que nosotros somos parte de ese medio ambiente y que si no lo cuidamos, seremos grandes perjudicados.

¿Hoy ya estamos otra vez en niveles de polución pre-Covid?

Mi observación y mi experiencia personal me dicen que en Madrid estamos en una situación muy parecida a como estábamos antes. Noto que hemos vuelto a unas dinámicas bastante parecidas. Daba la impresión de que empezaba a fomentarse otro tipo de movilidad, con transportes alternativos, y no lo veo con exactitud ahora mismo. Es cierto que estamos en verano, con calor, y en un momento delicado, pero da la sensación de que seguimos sin contemplar posibilidades de combinar otro tipo de movilidad, con menos emisiones. Lo más inteligente sería empezar a combinar. Ser radical en los cambios no es lo más inteligente, sinceramente, pero creo que hay que realizarlos y en la dirección buena, para que beneficien a toda la sociedad. No podemos olvidar que quienes estamos poniéndonos en riesgo somos nosotros a nosotros mismos.

Foto: Yodona

¿Es inminente e imparable la desaparición de playas y de zonas sumergidas en ciudades costeras, también en Galicia?

El tema de subida del nivel del mar, a priori asusta mucho, porque el hecho de que se pongan ciudades en riesgo genera mucha alarma. Es algo que existe, es un riesgo real. Porque no es el hecho solo de que suba el nivel del mar, sino que como el mar está subiendo, toda la zona costera se hace más vulnerable. Imagina que seguimos con este proceso y no conseguimos desescalar la subida de temperatura global. Entonces el nivel del mar va a continuar subiendo y zonas costeras que están ya un poco apuradas, se pueden encontrar días con mucho más apuro. Imagínate que coincida, y es muy fácil que coincida, un temporal muy fuerte, con luna llena, es decir con mareas vivas, y ya tenemos subida del nivel del mar. Todo suma, y de repente te encuentras con un problema gordo, que es que el agua llega a lugares a los que antes no llegaba. Todo suma, y suma en una mala dirección. Porque además los temporales están siendo más fuertes, y eso también es una constatación de cambio climático y una consecuencia que ya se había pronosticado. Entonces, todo suma en esa misma dirección y todo suma hacia algo negativo. No se puede decir que vaya a desaparecer tal playa o tal otra, pero sí que es cierto que se prevé que muchos arenales desaparezcan para 2100. Las playas no solo tienen el objetivo para nuestro disfrute. Son ecosistemas que tienen sobre todo la finalidad de frenar la erosión que el agua produce sobre la costa. Si van desapareciendo las playas, la erosión sigue aumentando. Sí que es un tema problemático.

Foto: LugoXornal

La información útil para predicción meteorológica que ofrecen las balizas de los aviones comerciales bajó por las restricciones del espacio aéreo durante la pandemia. ¿Ahora ya se ha vuelto a la normalidad?

Es cierto que los modelos meteorológicos que utilizamos se alimentan de información de entrada de muchos datos, y cuánto mejor sean los datos de observación iniciales mejores son los pronósticos. Y efectivamente, parte de esos datos iniciales se utilizan de elementos en movimiento, como aviones y barcos. Si los datos de entrada son peores, el modelo pronostica un poco peor. Sí que se notaba un poco ese descenso. Son cosas bastante sutiles, teniendo en cuenta que lo que se llama la modelización atmosférica, que es la ciencia que intenta hacer los pronósticos numéricos de cómo se va a comportar la atmósfera, ha avanzando muchísimo en los últimos años. Desde que yo estoy trabajando en Meteorología se ha mejorado mucho en el pronóstico gracias a que esas herramientas también han mejorado. Así que, sí que se nota un poco cuando no van tan finas como iban, y hay que tenerlo en cuenta.

De todos los fenómenos meteorológicos sobre los que has tenido que informar y alertar, ¿cuáles han sido los más inquietantes y los de mayor complicación en tu trabajo?

Los temporales, en general, requieren mucha más intensidad en el trabajo. Los últimos temporales más duros que recuerdo fueron los del sureste peninsular, los de los Alcáceres, en Murcia, y en general los del sureste del país, en donde cuando llueve de forma torrencial se producen unas catástrofes terribles. Son los que recuerdo como más recientes. Pero ha habido temporales de mar muy duros en Galicia y en otros sitios, que te ponen en momentos muy complicados. Recuerdo un momento muy duro, un domingo ya muy tarde, con unos incendios urbanos en parcelas en Vigo, y también en Portugal, con un viento seco muy fuerte del sur, asociado a un huracán que había llegado muy cerca de Galicia. Lo habíamos pronosticado, lo habíamos dicho e insistido que era una situación de muchísimo peligro. A veces los factores se combinan muy peligrosamente, como lo que contaba antes con la subida del nivel del mar. Unas zonas de riesgo de incendios muy elevadas, como son Galicia y Portugal, con vientos del sur, y asociados a un huracán que llega tan lejos. No vino la lluvia, solo el viento, y se dispara el riesgo de incendios catastróficos. Eso es con lo que estamos jugando. Sé que la expresión es muy manida, pero estamos jugando con pólvora. Recuerdo pasar esas horas con mucha angustia, estar trabajando, avisando al 24 Horas que había que seguir esa situación con mucho detalle porque tenía un riesgo potencial, como así fue. Ese tipo de situaciones se viven, lamentablemente, y con mucha intensidad y pesadumbre, porque las consecuencias son desgraciadas.

Te has licenciado en Física en la Universidad de Santiago. ¿Siempre has tenido claro que querías orientar tu carrera profesional a la Meteorología?

No, que va. La verdad es que me gustaba la Ciencia en general y me veía en cualquier sitio investigando, en un laboratorio. Antes de dedicarme a la Física me gustaba también la Química. No tenía nada decidido en particular. Me gustaba mucho la investigación y el conocimiento científico, pero no, nunca había pensado en acabar como meteorólogo. Sí que me gustaba mucho la física de fluidos, que es la que está relacionada con la física atmosférica, pero la verdad es que no tenía esa vocación de hombre del tiempo.

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