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CASA DE GALICIA - URUGUAY

Los socios gallegos de la institución, fundada en 1917, tienen de plazo hasta el 31 de marzo para elegir entre una de las cinco entidades sanitarias a las que pueden ser derivados gracias a la mediación del Gobierno de Uruguay

Casa de Galicia: cierre obligado por el endeudamiento y unas pérdidas mensuales de 400.000 dólares

Los 105 años de historia de la Casa de Galicia de Uruguay, hasta hace dos décadas el gran modelo y paradigma de institución sanitaria y de agrupamiento de la colectividad gallega de la diáspora, ya no soportan más endeudamiento ni inseguridad económica y jurídica. Su final es “una crónica anunciada” para el siempre ejemplar colectivo gallego de Uruguay, que asume con resignación y desencanto la desaparición de “su” Casa, concebida para atender las necesidades sanitarias de 100.000 usuarios.

En octubre de 2021 el Gobierno uruguayo ya había decretado la intervención de la institución por el elevado nivel de endeudamiento. El fuerte déficit tuvo como única salida pedir el concordato ante los Tribunales, y tras los pertinentes informes y análisis financieros, el juez acaba de decretar el cierre, que se hará efectivo el 31 de marzo de 2022, ante la imposibilidad de remontar el nivel de endeudamiento, con un pasivo que ha sido cuantificado en 70 millones de dólares y con unas pérdidas mensuales que rondan los 400.000 dólares. El Parlamento dictó normas para la redistribución de los socios (45.000 en la actualidad, cuando llegó a tener una masa social de más de 100.000 afiliados) y de los trabajadores en otras instituciones sanitarias del país.

El personal está siendo absorbido por cinco entidades de salud, salvo los que optan por edad a la jubilación. Por su parte, los socios tienen de plazo hasta el 31 de marzo para elegir entre una de las cinco instituciones a las que pueden optar para seguir teniendo cobertura sanitaria. La colectividad gallega elogia la intermediación, las medidas y el amparo recibido desde el Gobierno de Uruguay. Sin embargo, genera mucha más división y decepción la “falta de respuesta” y la “inhibición” de la Xunta de Galicia, y en especial el “distanciamiento” y el “abandono” que han sentido desde la Secretaría Xeral de Emigración. La “pasividad” de la Xunta también ha sido criticada por el BNG, que rechaza la intervención de la mutualidad, entre otros motivos por “falta de transparencia” del proceso.

Texto: Javier de Francisco ©

“Es una situación muy triste para los gallegos y españoles de aquí”. “Es lamentable, pero era el final de una muerte anunciada”. “Toda la colectividad conocía la situación de Casa de Galicia, que venía dando tumbos desde hace 20 ó 25 años, con diferentes intervenciones y reperfilando sus pasivos”. Son frases que resumen el sentimiento que está viviendo la gran colectividad de gallegos de Uruguay ante el triste, pero esperado final, del siglo de historia de Casa de Galicia, surgida en 1917 del esfuerzo y de la unión de los emigrantes gallegos que eligieron como destino la “Suiza” de América.

La gestión de las directivas que han estado al frente en los últimos años recibe el rechazo unánime de los socios con los que ha contactado galiciaexterior. Uno de los testimonios describe que “las autoridades administrativas de la institución son elegidas por los socios, pero lamentablemente la junta directiva de los últimos años tuvo una gestión negativa de endeudamiento”. Otro histórico socio de la mutua gallega añade que “esto es la consecuencia de pésimas administraciones por parte de la institución, donde reinaba el amiguismo y favoritismos, y un sistema de salud que no fue beneficioso para las entidades, las cuales están todas sumamente endeudadas en el tiempo”.

Casa  de Galicia en Uruguay . Foto: Diego Battiste

Aunque llegó a tener una masa social formada por más de 100.000 afiliados, en la actualidad rondan solo los 45.000. El aluvión de bajas comenzó a desatarse en el año 2005. Ese alarmante bajón de socios ha sido por una combinación de mala gestión, de pérdida de confianza en la entidad y en la prestación de servicios, pero también por la falta de relevo generacional entre los afiliados: “La edad etaria de los socios supera los 60 años, lo que acarrea un costo adicional, y las directivas no han podido captar nuevos socios jóvenes, que son los que en definitiva consumen menos servicios”, declara un usuario desde Montevideo.

EL PATRIMONIO DE CASA DE GALICIA

El pasivo de Casa de Galicia ha sido cifrado en cerca de 70 millones de dólares, cifra que ha hecho derivar la nueva solicitud de concurso de acreedores en decreto de cierre, y con fecha de calendario muy cercana: 31 de marzo de 2022. Rebajar los niveles de endeudamiento choca de frente con el volumen de ingresos actual y sobre todo con la cuenta de resultados, ya que las pérdidas mensuales se aproximan a los 400.000 dólares.

La garantía del endeudamiento bancario descansa en varios inmuebles que serán liquidados. Previsiblemente el sanatorio quedará bajo propiedad del Estado uruguayo, al igual que varias policlínicas. Solo uno de los inmuebles está libre de cargas hipotecarias. Fuentes conocedoras de la operación afirman que “un pasivo tan grande hace inviable seguir operando. Por eso se presentó a quiebra. El pasivo de Casa de Galicia no lo va a pagar nadie, por lo tanto el Estado uruguayo queda con el patrimonio y también con las deudas, que es lo que corresponde en una quiebra”, recuerdan.

Foto; Mauricio Zina

Pero además de los edificios, sigue pendiente de definir el patrimonio cultural de las instituciones que son bienes muebles y el panteón propiedad de la sociedad.

El sentimiento y la percepción que tiene el colectivo gallego sobre el futuro de su referente sanitario y social durante más de un siglo trazan un panorama muy pesimista: “Se viene hablando mucho de los derechos de los socios, pero también están los derechos de los acreedores; por lo tanto el cierre va a ser irreversible. No se puede resucitar una institución privada donde las autoridades eran elegidas por los socios, donde participaban en las elecciones de los directivos y también de las comisiones fiscales, que son el órgano de control de los directivos, y donde no se ha hecho nada al respecto durante 20 ó 25 años, salvo algunas excepciones de períodos cortos tratando de salvar a la institución”.

En la colectividad gallega no arrecian críticas contra el Gobierno de la República del Uruguay por el decreto de cierre, sino más bien palabras de agradecimiento por las soluciones propuestas para que los socios puedan seguir teniendo cobertura sanitaria: “El Gobierno uruguayo ha actuado de la mejor forma posible, dando soluciones a todos los empleados y a todos los socios, que en definitiva son los perjudicados por la crisis de la institución”.

Foto: Gastón Britos / FocoUy

AYUDAS QUE SE FUERON “BARRANCA ABAJO”

Sin embargo, la postura de la Xunta de Galicia genera muchas más dudas y división entre el colectivo. Mientras algunas voces cuestionan la falta de apoyo institucional recibido desde Galicia, en particular desde la Secretaría Xeral de Emigración, y hablan de “falta de sensibilidad” y “distanciamiento total” con la grave situación de la Casa de Galicia, otros emigrantes gallegos de primera generación argumentan que “no creemos que las autoridades de la Xunta tengan algo que ver en este asunto; ya hubo antecedentes en Argentina, donde la Xunta puso dinero y todo se fue barranca abajo. El Gobierno gallego ya ha colaborado con Casa de Galicia a través del tiempo aportando ayudas anuales”.

En los últimos días de agonía de la institución llegó a surgir el rumor de que un grupo de capital español habría mostrado interés en dar continuidad al proyecto de la mutua gallega de Uruguay, mediante una inyección de capital. Pero esta opción se percibe como inviable por los mutualistas: “Hay un grupo de socios que manifiestan tener un inversor español, dedicado a la salud en España, el cual estaría interesado. Esto aún está muy verde, ya que el interesado nunca vino a plantear su propuesta, y no creemos que nadie esté en condiciones de asumir una deuda de tal magnitud. De llegar a intentarlo, sería un motivo de largas negociaciones con toda la masa de acreedores, algo muy difícil de llegar a buen fin”, asume uno de los empresarios gallegos de mayor éxito y trayectoria en el país.

Un grupo de socias en Casa de Galicia. Foto: Estefanía Leal

En Galicia, las principales críticas dirigidas a la “pasividad” de la Xunta de Galicia fueron las del BNG, partido que rechaza abiertamente la intervención realizada por el Gobierno uruguayo por “falta de transparencia” en el proceso, y que critica la “indiferencia” de la Xunta ante “o desmantelamento da Casa de Galicia de Uruguai”. La coordinadora de Relaciones Internacionales del BNG, Ana Miranda, se desplazó a Montevideo y mantuvo un encuentro con ex miembros de la Comisión de Cultura de Casa de Galicia.

Ana Miranda pide la mediación de la Xunta de Galicia “para que non se perda o patrimonio cultural (da institución), entre o que destacan a escultura de Francisco Asorey denominada “A Santiña”, así como obras de Colmeiro e Castelao, e fotografías da primeira xunta directiva, celebrada en 1917”. Y arreció la crítica política al manifestar que “tendo en conta que o presidente que levou á ruína a Casa de Galicia foi posto polo goberno galego, o menos que podía facer Feijóo é non ocultarse, dar a cara e evitar que o patrimonio cultural galego de Uruguai desapareza”. La coordinadora de relaciones internacionales del BNG lamentó “que Feijóo só viaxe a Uruguai en período electoral para pedir o voto e se esqueza deles (da colectividade de galegos) nun momento tan complicado como o que están vivindo”.

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