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Empresaria del sector turístico y agropecuario, presidenta de la Federación de Sociedades Gallegas de Uruguay y vicepresidenta del Centro Gallego de Montevideo

“Actualmente se mantiene el diálogo para que se pueda conservar el patrimonio cultural, folclórico e histórico de Casa de Galicia”

A finales de 2020, Charo Gil se convirtió en la primera mujer en presidir la Federación de Sociedades Gallegas de Uruguay, entidad que agrupa diez colectividades y que remonta su origen al año 1984, con el nacimiento de la entonces denominada Unión de Sociedades Gallegas del Uruguay. Atesora varias décadas de compromiso con el asociacionismo y con la unión de los gallegos y descendientes que residen en el país: ejerce la vicepresidencia del Centro Gallego de Montevideo y en varias etapas ha sido directiva de la propia Federación y de la Asociación de Empresarios Gallegos de Uruguay (AEGU).

En el ámbito profesional, María Gladys Gil Pereira, ´Charo`, comparte con sus hijos la gerencia y gestión del grupo familiar de empresas, con actividad en el sector turístico -con hoteles en Montevideo y Punta del Este- y agropecuario. Es uruguaya de nacimiento y sus padres emigraron desde Covelo (Pontevedra) y Ponteceso (A Coruña). Destaca que la Federación que preside tiene mucho sentido y trabajo por delante, ya que su “rol articulador” de las sociedades gallegas constituidas en Uruguay “exige que estemos en constante diálogo entre centros, que podamos compartir nuestras problemáticas, encontrar soluciones en conjunto, coordinar esfuerzos entre las instituciones gallegas y, por qué no, plantearnos trabajar también con otras entidades españolas en Uruguay, gallegas de otros países hermanos, y otros colectivos de Uruguay aprovechando la tradición migratoria que tiene nuestro país”.

En relación a la grave crisis institucional de Casa de Galicia, no cuestiona el apoyo prestado por la Xunta de Galicia y por el Gobierno de Uruguay, y asegura que ambas Administraciones “han estado muy presentes a lo largo de todo el proceso que ha vivido Casa de Galicia. De manera directa, transversal y coordinada se han reunido y trabajado para dar con alternativas realistas y diligentes para con los migrantes gallegos que viven en Uruguay”.

Texto: Javier de Francisco ©

¿De qué zona de Galicia es usted originaria? ¿Es emigrante gallega de primera generación o de una generación posterior, tras emigrar sus padres o abuelos a Uruguay?

Soy una gallega que, por motivo de la emigración de sus padres, le tocó nacer en Uruguay. He vivido toda mi vida así y entiendo las migraciones como un ida y vuelta constante, no como un fenómeno estático. Mi madre era de Ponteceso, A coruña, y mi padre de Covelo, Pontevedra. Se conocieron en Uruguay y, como muchos otros migrantes, retornaron por primera vez a Galicia luego de 40 años de residir continuadamente en Uruguay. A partir de este momento volvieron con mucha frecuencia.

¿Cuál es su actividad profesional?

Soy empresaria en el ámbito turístico y agropecuario. Me he formado a lo largo de toda mi vida, pero siempre tuve una dedicación más ardua hacia el área empresarial; lo entiendo como un legado de mi familia. De hecho, me involucré en el trabajo desde muy joven y aún continúo. Desde otro escenario, con otras responsabilidades, pero sigo con actividades profesionales.

 

¿En qué situación se encuentra actualmente Casa de Galicia, tras el proceso de intervención y cierre?

En este momento Casa de Galicia está pasando por un proceso de transformación institucional que aún no ha terminado. Si bien la institución nació hace más de 100 años con una necesidad puntual de ofrecer asistencia médica y sanitaria a todas las personas de origen español, especialmente aquellas que tienen vínculo con Galicia, se destaca positivamente la capacidad de adaptación que está teniendo la colectividad gallega en Uruguay en su conjunto para reconvertir la situación actual. En este sentido, varias personas, dentro de las cuales se encuentran socios y afiliados, estuvieron trabajando y presentando una gran variedad de propuestas para que pueda recuperarse parte del patrimonio que guarda memoria de tantas personas y de tan gran aporte del colectivo gallego en nuestro país. Hay que recordar que la inmigración gallega en Uruguay fue uno de los principales colectivos migrantes que llegó a nuestro país de manera continuada a lo largo de varias décadas.

¿Y han conseguido salvar el patrimonio material de la institución?

Actualmente se mantiene el diálogo para que se pueda conservar el patrimonio cultural, folclórico e histórico. También el social ya que el mismo sentido de asociacionismo que motivaba a los recién inmigrados a reunirse y mantener sus tradiciones aún se mantiene hoy.

¿La totalidad de los socios ya tienen cobertura y asistencia sanitaria en otras mutuas del país?

En el acuerdo que mantuvo el gobierno uruguayo con Casa de Galicia se estableció que la totalidad de los socios tendrían asistencia en otras cinco entidades sanitarias de Uruguay. Se puso a disposición un canal de comunicación para que las personas pudieran canalizar dudas y, aunque los afiliados fueron designados a prestadores de salud específicos, las personas tuvieron la posibilidad de cambiar entre las opciones que se habilitaron.

Usted siempre ha destacado por fomentar la unión y el vínculo entre los gallegos de Uruguay. La crisis y desaparición de Casa de Galicia, que fue un referente y un modelo a seguir por todos los gallegos del exterior, ¿ha debilitado o debilitará el asociacionismo y el compromiso solidario de las colectividades gallegas?

Al contrario, creo que es una posibilidad para reconvertir el sentido y el trabajo que han hecho tantas personas a lo largo de estos cien años. Ahora podemos decir que en este momento postpandemia el asociacionismo está más vigente que nunca: se están reactivando las actividades y tradiciones en muchos centros. Todos van a su ritmo y en la medida de su capacidad, pero de a poco se va retomando toda la actividad que tanto ayuda a preservar la cultura. Es cierto que queda una marca, un mojón histórico, porque la institución Casa de Galicia nació en un contexto de precariedad y vulnerabilidad para los ciudadanos españoles en nuestro país, pero, como mencionaba antes, las condiciones actuales del sistema sanitario uruguayo y las prestaciones actuales a las que puede acceder un ciudadano español gallego que reside en el exterior han variado positivamente existiendo un respaldo y una seguridad que no hubo en los primeros momentos de la migración hacia Uruguay.

Charo Gil con autoridades españolas visitando el centro gallego de Montevideo

¿El cierre ha afectado a la Federación de Sociedades Gallegas de Uruguay que usted preside y, de forma individual, a los diferentes colectivos que la integran?

Actualmente, la Federación de Sociedades Gallegas tiene mucho trabajo y sentido por delante. Para empezar, la componen y en la Federación trabajan y están implicadas 10 instituciones gallegas: Centro Alma Gallega, Centro Gallego, Centro Valle Miñor, Patronato da Cultura Galega, Centro Pontevedrés, Centro Hijos de Galicia, Centro Bergantiños, Centro Ourensán, Unión Hijos de Morgadanes y, ahora, A Casa de Galicia Centro Histórico y Cultural. Mucho trabajo porque el rol articulador de la Federación de Sociedades Gallegas en Uruguay exige que estemos en constante diálogo entre centros, podamos compartir nuestras problemáticas, encontrar soluciones en conjunto, coordinar esfuerzos entre las instituciones gallegas y, por qué no, plantearnos trabajar también con otras entidades españolas en Uruguay, gallegas de otros países hermanos, u otros colectivos de Uruguay aprovechando la tradición migratoria que tiene nuestro país. Y mucho sentido porque la pandemia significó una grave crisis para nuestro colectivo. La dinámica de funcionamiento que arrastraba desde los comienzos del asociacionismo estaba basada en la presencialidad y en la cercanía física: en reunirnos, compartir, escucharnos, botar unha muiñeira. Además, el público de los socios más activos de la colectividad es adulto-mayor, con lo cual fue necesario suspender todo tipo de actividad presencial durante los dos años de pandemia. Esto significó un problema para los centros, pero especialmente para las personas, ya que el espacio de reunión que ofrecen los centros gallegos es fundamentalmente la base de la vida social que tienen muchas personas. Ante esta problemática, una nueva necesidad y un nuevo reto. Gracias a la tecnología pudimos adaptarnos y continuar trabajando de manera remota. Incluso explorar otro tipo de actividades y dinámicas que antes nunca nos habíamos planteado porque continuábamos con la inercia de nuestros antepasados. Quiero destacar que los cambios no son siempre queridos ni lo más cómodo, pero cuando llegan hay que intentar adaptarse porque quizás quiera decir que las necesidades que una vez tuvimos hayan cambiado. Lo mismo sucede con el formato de trabajo y el modelo que se tenía: lo que una vez sirvió y fue crítico para empujar ciertos aspectos y lograr ciertos objetivos puede que haya cambiado por circunstancias internas y/o externas y necesitemos un cambio que atienda la situación y las necesidades actuales. En este 2022 se cumplirá un año que hemos obtenido el status de galeguidad por la Xunta de Galicia, por lo cual nos sentimos muy orgullosos. Tenemos por delante un año Santo Xacobeo en el que algunos de los grupos folclóricos de nuestro país nos representarán en Galicia. Y tenemos por delante varios desafíos y trabajo en esta transición que aún vivimos.

Charo Gil con sus cuatro hijos

¿Esperaban más apoyo de las instituciones gallegas, como la Xunta, e incluso del Gobierno de España y/o del sector privado para evitar el cierre de Casa de Galicia?

Tanto la Xunta de Galicia como el Gobierno uruguayo han estado muy presentes a lo largo de todo el proceso que ha vivido Casa de Galicia. De manera directa, transversal y coordinada se han reunido y trabajado para dar con alternativas realistas y diligentes para con los migrantes gallegos que viven en Uruguay. No hay que olvidar que lo más importante en todo este proceso son las personas. En este sentido, la Xunta de Galicia tuvo un canal directo y fluido de comunicación y apoyo para con la Federación de Sociedades Gallegas de cara a ofrecer el máximo acompañamiento en este tiempo. En concreto, la Xunta de Galicia nos trasladó su compromiso de colaboración para la protección del legado cultural de la institución y para las personas residentes en Uruguay recordar los mecanismos que tiene a disposición para asistir a los emigrantes gallegos, especialmente a aquellos más vulnerables.

Tras más de dos años de pandemia, ¿la economía uruguaya está hoy en crecimiento? ¿Es un buen momento para invertir en el país?

Si bien no podemos dar respuesta de los números macroeconómicos de inversión en los que oscila Uruguay, nuestro país siempre ha sido visto con buenos ojos para la inversión por su estabilidad social, política y también por la proyección y buena salud de la que gozan nuestras principales industrias: la explotación ganadera, el cultivo de alimentos y la tecnología. De hecho, hace pocos días el Gobierno uruguayo comunicó que Montevideo será la sede de un laboratorio de inteligencia artificial e Internet en aspectos de la multinacional Microsoft. De este modo, será con Shangai y Munich uno de los tres centros mundiales de investigación de inteligencia artificial en todo el mundo. Aunque por más información recomendamos consultar a expertos en esta materia.

Charo Gil en la reunión de junio de 2022 de la federación, con representantes de las asociaciones gallegas de Uruguay

En lo personal y familiar, ¿usted sigue manteniendo mucha vinculación con Galicia?

Sí. Tengo dos hijas y dos nietas en Galicia; ellas eligieron su nación para crecer. En el caso particular de una de mis nietas, se da el caso de que sería la cuarta mujer de la familia (en línea vertical) que habiendo nacido en Uruguay reside en Galicia buena parte de su vida. Tengo dos hijos más que viven en Uruguay, al menos por ahora. Además, tengo familia cercana y también algunos con los que mantengo un contacto estrecho y tratamos de visitarnos cada vez que estamos en un país o el otro.

Con su familia en Galicia

¿Regresa con frecuencia a su tierra de origen?

Sí, no he faltado ni un solo año desde que puedo a visitar Galicia. En ocasiones, y cuando he podido, he ido hasta dos o tres veces por año. En cuanto mi actividad lo permita, no descarto pasar un semestre en cada país.

 

 

 

 

Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CEG - Confederación de empresarios de Galicia