En el medio digital especializado GaliciaExterior.com nos sumamos a las celebraciones del Día del Medio Ambiente y del Día Mundial del Viento, ambas coincidentes en junio (días 5 y 15), recogiendo las reflexiones y el análisis de Manel Pazo Paniagua, presidente de la Asociación Eólica de Galicia (EGA). El ingeniero carballiñés Manel Pazo es uno de los grandes precursores del sector eólico en Galicia y en España. Y por partida doble: desde el sector privado, como CEO y asesor de empresas y grupos energéticos de primer nivel, y desde la Administración Pública, tras su larga aportación en la sociedad Gestenga (Gestión Energética de Galicia).
En la actualidad es consejero delegado de la sociedad energética Punta Saleta -con nombre muy carballiñés para su razón social- y presidente ejecutivo del operador gallego de telecomunicaciones (fibra óptica) Rede Aberta. Además, desde 2008 ejerce como asesor de Eurus Energy Holdings, grupo japonés participado por Toyota Tsusho y por Tokio Electric Power, con inversiones y activos de generación de energías renovables en varios países de Europa.
Fue delegado territorial de Acciona, director gerente de Eurovento durante 12 años y delegado de Corporación Eólica (CESA).
Las empresas y los profesionales que trabajamos en el sector eólico procedemos del mundo ecologista, así que la doble efeméride constituye para nosotros una misma celebración. Es un hecho relevante que la emergencia climática y la transición energética nos conciernen a todos. La energía eólica o del viento es una fuente limpia, autóctona y renovable, que en Galicia evita cada año la emisión de cinco millones de toneladas equivalentes de gases contaminantes.
En absoluto. Pero la divulgación y mejor conocimiento de esta tecnología también es algo que nos concierne a todos, especialmente a los gobiernos y Administraciones Públicas, así como a nosotros, el propio sector.
Galicia está llamada a liderar dicha transición, por la calidad de su viento, mucho más productivo que en otras zonas de España, y por la potencialidad de la eólica marina. A esto hay que añadir que disponemos de las infraestructuras adecuadas y del conocimiento especializado para fabricar los componentes de los aerogeneradores. Ya fuimos líderes a finales de los noventa cuando se empezaron a construir los primeros parques; y cuartos de Europa y sextos en el ranking mundial.
La incertidumbre jurídica es lo que provoca retraimiento y temor en los inversores. De ahí que reivindiquemos siempre un marco regulatorio claro y estable, porque el dinero es muy miedoso.
Así fue cuando el Gobierno de España publicó los POEM, planes de ordenación del espacio marítimo, donde se determinaban las zonas donde se podrían plantear parques eólicos. Pero aún hay mucho reglamento por desarrollar para filtrar las mejoras ambientales propuestas por los promotores, donde deberá detallarse con exactitud el espacio que realmente se vaya a ocupar teniendo en cuenta la compatibilidad con el recurso marino. Además creo que la Administración está hablando con el sector pesquero y tratando de acordar una respetuosa conciliación de ambas actividades económicas. Algo que es posible, tal como se ha demostrado en los parques marinos que están en operación en todo el mundo. Por cierto, Galicia está fabricando pilotajes y otros componentes.
El sector eólico gallego vuelve a ser líder en la economía circular. Las empresas han iniciado la repotenciación o sustitución de las máquinas antiguas por las actuales, que son más eficientes. Una nueva equivale a seis o siete antiguas, por lo que también disminuye el impacto paisajístico. Y el reciclaje de las palas y otros componentes también está en nuestro ADN. Por cierto, somos la única actividad industrial que deposita los avales suficientes para que el monte o terreno vuelvan a su situación original, como ya sucedió en Estaca de Bares.
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