África
PABLO PENA RODRÍGUEZ - GUINEA BISSAU
Licenciado en Derecho Económico, máster en Comercio Internacional y en Gestión de Empresas Marítimas y Derecho Marítimo, y jefe de equipo en OBT Shipping Group
“La Mar siempre ha sido sinónimo de lo desconocido, de la aventura, y creo que esa idea romántica me ha atraído”
Texto: Javier de Francisco ©
La etapa universitaria en Vigo marcó el destino laboral del ourensano Pablo Pena Rodríguez, y no sólo por la formación recibida, sino especialmente por desatar su pasión por el mar. En la Universidad de Vigo se licenció en Derecho Económico y cursó un Máster en Comercio Internacional. En su primer trabajo ya hubo conexión oceánica, en Meira (Moaña), como integrante del departamento de márketing y ventas de Neuvisa, fabricante de embarcaciones profesionales. A continuación, el programa de formación de gestores de internacionalización del Igape le introdujo en el sector de la automoción, en la empresa ourensana Tecnogap. Pero tierra adentro continuaba muy presente la influencia del mar y optó por realizar en la Universidad de Deusto su valorado Máster en Gestión de Empresas Marítimas y Derecho Marítimo, que le abrió las puertas del mundo de la agencia marítima y de la consignación. Se especializó en el continente africano, en las navieras Imagesa y OBT Shipping Group. En la primera trabajó durante tres años y medio, como director comercial en Malabo (Guinea Ecuatorial) y como gerente de proyectos. A la ex colonia española llevó su otra pasión, el rugby, y fundó la Academia de Rugby de Malabo, pionera de este deporte en todo el país. Pero el deseo de acercarse a Galicia condujo a Pablo Pena hasta Lisboa, donde ejerció como agente de buques y jefe de ventas en Sea & Ports. Y desde junio de 2024 forma parte de OBT Shipping Group, con sede en Dubai, compañía que opera en una treintena de países africanos.
Después de licenciarte en Derecho Económico, te especializaste en comercio internacional y a continuación en gestión de empresas marítimas y en Derecho Marítimo. ¿Siempre tuviste vocación y preferencia por este sector?
Fue en la universidad (Vigo) cuando me empezó a interesar todo lo relacionado con la Mar. Me gustaba pasear por el puerto y salir a navegar. Como estaba estudiando Derecho decidí especializarme en Derecho Marítimo y Comercio Internacional, que me permitían aplicar mis estudios a aquello que me gustaba. Además es un sector que permite trabajar en un ambiente internacional y viajar mucho, lo cual me encanta.
Al comienzo de tu carrera profesional trabajaste en una empresa ourensana de componentes para automoción. ¿No tuviste tentación de continuar en auxiliares de Stellantis, en las que suele haber oportunidades laborales?
La verdad es que no, siempre tuve claro que quería dedicarme al sector marítimo. Fue una etapa muy enriquecedora ya que ese puesto estaba dentro del programa de formación de gestores de internacionalización del Igape, lo que me permitió crecer como profesional y conocer gente muy interesante. Y aunque podría haber continuado con esa empresa, renuncié para ir a estudiar el Máster de Gestión de Empresas Marítimas y Derecho Marítimo a Bilbao.
En 2019, justo antes de la pandemia, apostaste por el potencial del continente africano. ¿Cómo fueron esos casi cuatro años viviendo en Guinea Ecuatorial, y además con la irrupción de todas las restricciones del coronavirus justo cuando comenzabas a adaptarte al país?
Cuando me surgió la oportunidad, la verdad no lo dudé. Siempre me ha gustado viajar y aceptar nuevos retos. La experiencia fue increíble, tanto a nivel personal como profesional. He tenido la oportunidad de conocer gente extraordinaria, ver paisajes que te dejan sin palabras, probar platos que no podría imaginar. En definitiva, una experiencia irrepetible que me ha convertido en una persona totalmente diferente. Guinea Ecuatorial es un país que debe mejorar muchas cosas, entre ellas la gestión pública. En general, la etapa del coronavirus fue un caos. Los resultados tardaban en llegar días, cada día salía una nueva norma que a veces contradecía otras, el toque de queda no era respetado, etcétera. Lo peor de todo fue estar lejos de la familia; ellos lo pasaron muy mal con toda la incertidumbre reinante. Al final me vacunaron con la “china” y estuve 8 meses sin poder salir de Guinea.
¿Con qué momentos o experiencias más destacadas te quedas de esa primera incursión en África?
Sobre todo, los relacionados con los amigos y el trabajo. Conocí mucha gente que hoy en día son mis mejores amigos. Todas las situaciones vividas allí nos convirtieron en una familia. Ellos hacían mis días mucho más llevaderos. En cuanto al trabajo, profesionalmente fue un salto de gigante. Me permitió realmente meterme de lleno en el mundo de la agencia marítima y la consignación. Subir a buques, conocer tripulaciones, clientes, etcétera. Incluso estuve en China con exportadores. Esa época me trae muy buenos recuerdos.
Ya en la etapa de Portugal, ¿en qué consistió tu trabajo? ¿Era dentro de la misma compañía que te había llevado a Guinea Ecuatorial?
Después de casi cuatro anos en Guinea necesitaba un descanso de África. La empresa me ofreció una posición en Portugal para poder volver a Europa y estar más cerca de casa. Algo que, la verdad, les estoy muy agradecido. En Portugal la posición era muy enfocada a apertura de mercado, comercial. La compañía tiene una naviera que conecta Europa con países de Africa del Oeste y mi labor era buscar negocios y clientes.
Y desde junio del año pasado formas parte de la plantilla de OBT Shipping Group. ¿Fue determinante tu conocimiento del continente africano?
Fue clave para incorporarme. Por un lado, yo ya conocía el sector, las empresas y cómo tratar con los buques, y por otro, ya estaba acostumbrado a los usos y costumbres de África subsahariana. Es importante decir que cada país es diferente, pero el contexto es muy parecido. Además no es fácil encontrar gente que se adapte bien a culturas tan diferentes y que estén dispuestos a dejar sus países de origen. Conmigo sabían que no tendría problema en adaptarme.
Con OBT te estableciste en Guinea Bissau. ¿Encontraste allí muchas similitudes con Guinea Ecuatorial?
En algunas cosas son muy parecidos, pero en otras muy diferentes. Guinea Bissau estuvo colonizada por Portugal y Guinea Ecuatorial por España, por lo tanto, unas culturas muy parecidas. Guinea Ecuatorial tiene petróleo, así que el nivel de vida es más alto, con más opciones de ocio, pero a veces el dinero también transforma a la gente y se debe actuar con cuidado. Bissau es mucho más humilde, tiene más carencias a nivel de infraestructuras y las opciones de ocio son limitadas, pero lo compensan siendo muy abiertos al turismo y con gente muy simpática. A nivel paisajes y clima, Guinea Ecuatorial es una selva enorme, un manto sin fin. Verde todo el año y llena de ríos y fauna. En la parte continental tiene unas playas preciosas y la isla de Bioko es un volcán asombroso. Guinea Bissau es sabana, llena de árboles de anacardo y su costa está plagada de cientos de islas con playas increíbles; un santuario para los amantes de la pesca. Ambas Guineas son famosas por ser el destino de muchas tortugas para desovar. Un espectáculo increíble.
¿Cuál es tu misión como líder de equipo y responsable de varios países en la multinacional?
En mi departamento controlamos los países donde no tenemos oficina. Normalmente los armadores confían en nosotros para todo el continente africano; ellos no quieren andar nominando un agente para cada país. Por lo que contratan nuestros servicios para todos los países africanos donde hacen escala. Si no tenemos oficina propia, subcontratamos un agente. Nuestra labor es coordinar con el agente local para que la escala del buque salga rodada. Mi papel es estar más cerca del cliente y del socio local para establecer relaciones duraderas y estables. Mientras mis compañeros se enfocan más en la parte operacional, yo también hago una labor un poco más comercial y de apoyo al director de departamento.
Desde hace un mes el teletrabajo te permite realizar tus funciones desde Galicia y te has establecido en Santiago de Compostela. ¿Es posible hacer desde aquí el seguimiento de flotas y encargarte de gestionar la tramitación administrativa de buques y de empresas armadoras con cargas y descargas en puertos africanos y de todo el mundo?
Gracias a todos los avances tecnológicos ahora es posible. Nuestra labor es en remoto, ya que son los agentes que nominamos en los diferentes países quienes realizan la labor presencial (presentar documentación, acudir a bordo, etcétera). Nosotros lo que hacemos es de enlace entre el agente local y el armador. Aunque de vez en cuando toca viajar.
¿Qué mercancías suelen transportar los barcos y flotas a las que haces seguimiento desde Galicia y qué rutas cubren habitualmente?
Nosotros trabajamos principalmente los barcos de carga general que llegan a África con miles de toneladas de mercancía. Hay buques que transportan harina, otros minerales o fertilizantes, muchos tipos de cargas diferentes, pero siempre en enormes cantidades. Los orígenes son muy diversos; todo el mundo. También trabajamos con buques tanqueros o barcos con carga de proyecto.
Por otra parte, tu pasión por el rugby y tu deseo de continuar vinculado a este deporte durante tu estancia en África te llevaron a fundar una academia en Guinea Ecuatorial. ¿El proyecto llegó a cuajar? ¿Sigues vinculado a la Academia de Rugby de Malabo a pesar de que ahora resides en Galicia?
Siempre que me establecía en un lugar nuevo preguntaba por el equipo de rugby local. Cuando llegué a Guinea Ecuatorial me informaron que no existía nada relacionado con el rugby. Un día en un gimnasio local entró un chico con un pantalón de un equipo de rugby; resulta que él había llegado a Guinea y se había llevado el mismo jarro de agua fría que yo. Como no podíamos jugar, ya que nadie sabía lo que era el rugby, decidimos enseñarlo y creamos una Academia. Los principios fueron difíciles, la verdad, pero ahora tenemos decenas de niños en la Academia e incluso hemos podido crear una federación. Hemos contado con mucho apoyo de equipos españoles y patrocinadores desinteresados. Sigo vinculado, no tanto en la gestión diaria, que la lleva un equipazo tremendo de personas, sino de una manera remota en la toma de decisiones, búsqueda de apoyos, etcétera. Y a veces me escapo a visitarlos y a jugar algún partido.
Pablo Pena con jugadores de la Academia de Rugby de Malabo
¿Cómo fue tu trayectoria como jugador? ¿Todavía juegas en algún equipo?
Bueno, empecé en Vigo Rugby, pero la mayoría de mi trayectoria y mi equipo es el Ourense Rugby. Tuvimos buenos años subiendo a División de Honor B; la verdad que lo pasaba muy bien y me divertía mucho. Siempre me gustaron los valores que el rugby transmite y eso es en lo que más hincapié hacía en Guinea Ecuatorial. Ahora ya no juego; mi último equipo fue la Escolinha de Rugby Galiza, en Lisboa. Jugué con ellos una temporada, atraído por su nombre. Galiza es un barrio de Cascais. Lo mío siempre fue rugby social, más atraído por pasármelo bien que por competir. No descarto volver algún día a la regional gallega.
Pablo Pena con jóvenes alumnos de la Academia de Rugby
Por último, Pablo, ¿cómo consigue un gallego de interior como tú alcanzar tanto nivel profesional en una de las vertientes más técnicas del transporte marítimo?
Al final es una cuestión de vocación; conozco gente de Ourense que son mecánicos navales o embarcados. La Mar siempre ha sido sinónimo de lo desconocido, de la aventura, y creo que esa idea romántica me ha atraído. Y a la parte vocacional hay que sumarle años de trabajo y muchas horas pringando en muelles y puertos. Aunque cada día se aprende, y creo que todavía falta mucho para alcanzar el nivel profesional de muchos de mis compañeros.