En los últimos años, la cifra de negocio se mantiene sobre los 30 millones de dólares, si bien Eva Rosende, hermana del fundador y actual directora de la compañía, matiza que “en el último año y medio el dólar ha crecido más de un 25% en relación a la moneda nacional, el peso uruguayo, por lo que la comparación entre las últimas facturaciones anuales es un análisis viciado”.
En relación a las expectativas comerciales para 2016, resalta que “los objetivos son de crecimiento. Pero hay que tener en cuenta que, al ser un país tan chico y estar entre dos gigantes en crisis, el año inicialmente se plantea como complicado. El aumento constante del dólar, una inflación que ronda el 10% anual y el ser un país extremadamente caro (energía, combustible, impuestos, mano de obra y poca economía de escala), hace que sea bombardeado por productos muy baratos, hasta subsidiados, de origen argentino y brasilero. Todo esto es lo que nos obliga a ser cada día más eficientes, ingeniosos y agresivos en el marketing”, reconoce.
Ampliación de instalaciones
La planta industrial situada en la capital, Montevideo, tiene 10.000 metros cuadrados de superficie y suma ahora un centro logístico de 5.000 metros cuadrados, tras una inversión de 3 millones de dólares: “Como principal inversión, hemos inaugurado nuestra propia planta logística, en la cual albergamos solo producto terminado pronto para la entrega. También hemos incorporado una línea italiana para barras de cereal y turrones, y ahora mismo estamos instalando una nueva línea, sobre la que no podemos avanzar más detalles en este momento. Por otra parte, la empresa italiana de figuritas (cromos) Panini, de la que somos los representantes exclusivos en Uruguay, nos premió por segunda vez consecutiva por ser el país con mayor venta per cápita del mundo, en figuritas del mundial”, explica en este caso Matías Rosende, director de producción, hijo del fundador Manuel Rosende y representante de la segunda generación del grupo familiar, al que también se han incorporado sus hermanos Diego (departamento de contabilidad) y Santiago Rosende (Marketing).
En total, la inversión acumulada entre 2013 y 2015 superó los 7 millones de dólares. Matías Rosende señala que “en estos dos últimos años hemos realizado fuertes inversiones, en su mayoría para incorporación de nuevas tecnologías. Algunas han ido destinadas a nuevas líneas de producción y otras a mejoras en los procesos. Cabe señalar que de esos 7 millones, 1 millón corresponde a la instalación de una planta fotovoltaica de 2.220 paneles, que ocupan 5.500 metros cuadrados sobre los techos de nuestra fábrica, y que son capaces de generar 500 kilovatios. Esta planta nos permite, a través de energías renovables, ser más eficientes mediante el autoabastecimiento, ya que de hecho tenemos la planta de autoconsumo más grande del país”.
En la década pasada, Durulte amplió su presencia internacional y fue una exportadora regular, a países como Brasil, Paraguay, Ecuador, Perú, Chile, Estados Unidos y España. Sin embargo, los márgenes comerciales y la tipología de producto han recortado el potencial exportador de la compañía: “Lamentablemente Uruguay se ha atrasado mucho en comercio exterior. Nos convertimos en un país muy caro, lo que complica mucho la exportación de productos baratos como los nuestros. De todas maneras vendemos a Brasil, Paraguay, Estados Unidos y España, pero ni cerca de lo que fueron los grandes negocios con Pepsico Brazil que hicimos hace más de 10 años. La vida útil del dulce de leche dentro del alfajor tampoco colabora como para desarrollar un buen negocio en lugares como Europa, ya que los fletes aéreos incidirían en productos tan baratos como los nuestros”, detalla Matías Rosende.
Por eso la gran fortaleza de la marca Portezuelo y de los demás nombres comerciales asociados a Durulte está en el mercado interno. En Uruguay, la compañía tiene una red comercial que le permite llegar, al menos una vez a la semana, a unos 18.000 puntos de venta. El director de producción apunta que “salvo en el mercado de galletitas, en el que llevamos poco tiempo, somos líderes absolutos en todos los rubros en los que participamos con nuestra marca, es decir, en alfajores, budines, mini budines y pan dulce. Nuestros productos se encuentran en todos los puntos de venta del país, a los que llegamos a través de nuestra distribución exclusiva”.
Y otras fortalezas radican en la diversidad de producto y en las técnicas de marketing: “Al tener un abanico bien amplio de productos, tanto en presentación como en sabores y variedades, el rango de clientes es muy grande. Para tener una noción, solo de alfajores producimos y comercializamos más de treinta presentaciones. Y respecto al marketing y venta, somos muy agresivos. Sin duda, junto con la tecnología de la planta de elaboración y nuestra distribución, esas son nuestras principales fortalezas”, destaca.
En definitiva, la dimensión de Durulte queda reflejada en sus magnitudes económicas (más de 30 millones de dólares en facturación anual) y laborales (400 empleos), en el flujo inversor (7 millones de dólares en el bienio 2014-2015), en las seis hectáreas de terrenos que ocupa en la propia área metropolitana de Montevideo (calle Susana Pintos), en el nivel de equipamiento de las instalaciones, en la elevada cuota de mercado de sus productos (siempre superior al 50%), en el volumen de las multinacionales para las que opera como proveedor y hasta en sus habituales licencias de personajes de Disney para utilizar en promociones y operaciones de marketing. El legado de Manuel Rosende y la identidad gallega de Durulte ya son imborrables.