Su proyecto y su sueño de empresa han ido creciendo hasta el punto de que hoy suman cinco fábricas -dos en Alemania, dos en Polonia y una en Bulgaria-, 250 puestos de trabajo directos y una facturación anual de 55 millones de euros. Desde hace dos años, Kurotec-KTS participa en la ciudad industrial de Jubail (Arabia Saudí) en la construcción del mayor complejo petroquímico del mundo, Sadara, resultado de una inversión conjunta entre el líder petrolífero Saudi Aramco y la multinacional Dow Chemical Company. La empresa de Manuel Núñez es la suministradora de las conducciones especiales -de patente propia- que empleará el complejo petroquímico de referencia en el proceso de producción de unos tres millones de toneladas al año en sus 26 plantas de procesado.
En concreto, la aportación de la firma de origen gallego se basa en torres de lavado y en tubos y accesorios de poliéster especial, como grupo con tecnología líder en plásticos reforzados con fibra de vidrio. A través de este contrato con la joint venture entre Saudi Aramco y Dow Chemical Company ingresará unos 15 millones de euros por la fabricación, más otra cantidad adicional por la instalación.
Conducciones especiales
Manuel Núñez relata que las conducciones en las que viene trabajando su empresa para trasladar a la provincia oriental de Arabia Saudí “tienen entre una pulgada y tres metros de sección, y son prefabricadas en nuestras dos plantas alemanas, en donde tenemos capacidad para fabricar conducciones de hasta 14 metros de sección. Fueron enviadas en contenedores desde el puerto de Hamburgo”.
Según las cifras iniciales, la inversión prevista en el complejo petroquímico de Sadara ronda los 20.000 millones de dólares, financiados en parte con bonos islámicos sukuk. Las obras de construcción comenzaron en octubre de 2011 y culminarán en 2016. Además, ya está programada una segunda fase, a veinte años, por un montante de 360.000 millones de dólares.
Las 26 plantas proyectadas en la primera fase producirán desde piezas de inyección de plástico para automoción hasta productos relacionados con el transporte marítimo, el embalaje, la energía y la electrónica. Saudi Aramco y Dow Chemical Company concibieron este macroproyecto industrial como un líder mundial en productos químicos y plásticos. Su ubicación estratégica le permitirá abastecer en los citados sectores a los países emergentes de Asia, de Oriente Medio, de África y del Este de Europa.
Antes de lograr este importante contrato, Kurotec-KTS ya había trabajado previamente como proveedor de Dow Chemical, multinacional estadounidense que opera en 160 países y que cuenta con más de 200 centros de producción: “Ya hemos estado con ellos en importantes obras de ingeniería e incluso somos suministradores de su planta de Tarragona y de la que tienen en Estarreja (Portugal), en los dos casos pertenecientes a Dow Ibérica”, puntualiza Manuel Núñez.
Un 80% de exportación
En su opinión, la presencia en el gran complejo petroquímico de Arabia Saudí “nos da mucha proyección y confirma que estamos entre los líderes en tecnología de plásticos reforzados con fibra de vidrio. Nuestra especialización es la industria química y el medio ambiente, y en exportación, que representa el 80% de nuestras ventas, ya sólo nos falta llegar a Oceanía”, asegura.
La empresa ha logrado un alto desarrollo en el manejo de flujos críticos y corrosivos en infraestructuras como plantas de cloro, refinerías y centrales energéticas. Además, también ha suministrado conducciones especiales para varias plantas energéticas de EDF (Électricité de France), en Polonia, alimentadas por carbón.
Entre los planes de futuro de Manuel Núñez se encuentra la entrada como productor en el mercado ruso: “Tenemos pensado abrir una fábrica en Rusia, por sus enormes posibilidades de mercado y porque dentro de nuestro sector no cuentan con una tecnología demasiado competitiva. Por eso estamos viendo algunas ubicaciones, y es un proyecto que no debería tardar en consolidarse”, resalta.
Sin embargo, este empresario originario de Vilanova de Arousa lamenta los escasos apoyos que ha recibido en sus intentos de invertir en Galicia: “En Polonia y en la zona oriental de Alemania, en concreto en Leipzig, hemos recibido muchas facilidades para abrir las fábricas. Pero en Galicia nos ocurrió justo lo contrario. No pudimos llevar adelante una inversión. Aunque en esa operación también intervenían Sodiga y un grupo del naval, me sentí muy decepcionado. Pero prefiero ni hablar de ello”, comenta desde la distancia.