Borja Montero representa el nuevo perfil de integrante de staff técnico en el fútbol moderno, en el que se combinan los conceptos, las metodologías modernas, la capacidad analítica y hasta las tecnologías de la información. Originario de Ferreira de Pantón, salió de la cantera monfortina del Calasancio, jugó como portero hasta Tercera División, mientras completaba su licenciatura en Farmacia en la Universidad de Santiago, y en enero de este año tuvo que finalizar inesperadamente su segunda etapa en el fútbol chino por la pandemia del coronavirus. Después de ejercer como entrenador de porteros en el Sichuan Jiuniu, club de Segunda División adquirido por el mismo consorcio que ostenta la propiedad del Manchester City (City Football Group, sociedad subsidiaria de Abu Dhabi United Group), en agosto de 2019 había iniciado su andadura como técnico de la Federación China (Asociación China de Fútbol), hasta que la pandemia mundial le obligó a rescindir su contrato y a regresar a España. En el Sichuan Jiuniu CF estuvo trabajando entre enero de 2016 y julio de 2017, prácticamente dos temporadas completas. Sus métodos de entrenamiento de porteros, su formación y su capacidad le abrieron las puertas de la Federación China cuando recalaron en ella varios integrantes del equipo técnico del Sichuan con los que había trabajado en la ciudad de Chengdú, urbe de 14 millones de habitantes situada al suroeste del país, a unos mil kilómetros de Wuhan. “En China el fútbol base es muy diferente a lo que entendemos aquí. La Federación tiene sus propios equipos desde Sub-13 hasta Sub-20, que compiten con los de la cantera de los clubes”, en lo que se conoce como Superliga Joven.
La joven científica gallega Ana Freire Veiga encadena producción científica, patentes, docencia, premios y experiencias de investigación en empresas e instituciones de renombre como Yahoo Labs, Pompeu Fabra, University of Glasgow y National Research Council of Italy. Desde septiembre de 2015 es profesora e investigadora de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Está considerada una de las científicas pioneras en la utilización de la Inteligencia Artificial para identificar comportamientos suicidas de los jóvenes mediante un algoritmo capaz de predecir ese riesgo por los comentarios que publican en redes sociales como Twitter. Esta aportación científica ha merecido el reconocimiento de la Real Academia de la Ciencia, que le concedió en la edición de 2019 el Premio al Joven Talento Científico en la categoría de Aplicaciones de la Ciencia a la Tecnología.
La trayectoria de Ana Freire, con origen familiar en el municipio lucense de Rábade, incluye más de 40 publicaciones científicas, tres patentes y distinciones internacionales como Google Anita Borg Scholarship, Big Data Talent Award, Artificial Intelligence Women Challenge 2018 y Ada Byron Joven (Universidad de Deusto). Su nombre está en la selección de los 23 jóvenes españoles líderes en tecnología, según la revista Business Insider (23 Spanish young leaders in Tech). Antes de iniciar su actual etapa en la Pompeu Fabra, en el curso 2014-2015 fue profesora asistente en la Universidad de A Coruña, centro en el que se graduó en Ingeniería Informática y en el que se doctoró en Ciencias de la Computación con la máxima calificación.
En esta entrevista concedida a galiciaexterior.com en pleno confinamiento por la pandemia del coronavirus reconoce su deseo de regresar a Galicia, comunidad “que tiene muy buena materia prima para el desarrollo de tecnología de vanguardia”. Sobre las diferencias entre los sistemas universitarios de Galicia y de Cataluña afirma que el gallego “a nivel de formación no tiene nada que envidiar al catalán. La educación universitaria gallega, y hablo tanto en calidad de alumna, como de docente, es de gran calidad y exigencia. Lo que sí tiene el sistema universitario catalán es mayor proyección internacional, en gran parte por su situación geográfica, coronada por Barcelona”. Por eso concluye que las universidades gallegas “deberían buscar también esa proyección internacional, tan enriquecedora, pero para eso deberían de mejorarse primero las conexiones entre nuestra comunidad con otras ciudades de España, Europa, y el resto del mundo”.
Desde Cambridge, el investigador ourensano Pablo Sierra, especialista en Biomedicina y Oncología, analiza para los lectores de galiciaexterior.com cómo afronta el Reino Unido la pandemia del Covid-19 y cómo ha asumido la población el cambio desde un planteamiento inicial de herd immunity a un confinamiento similar al de la mayoría de países. Pablo Sierra afirma que si existiese la posibilidad de obtener el número exacto de personas contagiadas, esa cifra “sería nuestro denominador y el porcentaje real de fallecidos resultaría menor. Sin embargo, la sobrecarga del sistema sanitario, falta de material, de organización y de respuesta por parte de nuestros políticos, etc... todo esto y más lleva a no poder dar el mejor cuidado a los más débiles, lo que aumenta el número de muertes totales”.
Para los seguidores y lectores de Galiciaexterior.com, el embajador de España en Nigeria, el diplomático de origen ourensano Marcelino Cabanas Ansorena, describe la situación actual en el país por la pandemia del Covid-19, anticipa posibles consecuencias -entre ellas una mayor brecha económica y más castigo por la pobreza- en el continente africano y narra cómo ha vivido en primera persona desde la Embajada de España la complicada repatriación de nacionales aislados en Nigeria: “Tuvimos que hacer frente a situaciones nuevas de emergencia consular y todos nos volcamos para hacer posible la asistencia y el regreso de los españoles que se habían quedado bloqueados, en circunstancias a veces difíciles y en lugares muy aislados... Repatriar a algunos españoles supuso organizar operaciones complejas; fue especialmente reconfortante poder ayudar a médicos y cooperantes que se encontraban trabajando desinteresadamente en el noroeste de Nigeria, en la región cercana al Lago Chad, que por la presencia de los terroristas de Boko Haram tiene una muy frágil situación humanitaria y de seguridad”, relata el embajador en Galiciaexterior.com.
La familia Costa Valverde, originaria del municipio de Gondomar (Pontevedra), es un referente del sector cárnico y de la distribución alimentaria en Montevideo. Con una trayectoria de 64 años en Uruguay, José Costa Veloso ha contribuido a fortalecer y expandir el negocio de la venta de carne en la “Suiza” de América, en donde el número de cabezas de ganado vacuno -más de 12 millones- cuadruplica el padrón de habitantes. Emigrante de la parroquia de Mañufe (Gondomar), llegó a Montevideo en 1956 a la edad de 16 años. Sus primeros oficios fueron el de camarero en un bar del céntrico barrio Cordón y el de aprendiz de carnicero junto a su tío, pero pronto cumplió el sueño de regentar su propia carnicería. La incorporación de su hijo José Maximino Costa Valverde al negocio familiar propició el crecimiento con un modelo empresarial basado en la creación de un grupo de compra y en la adquisición o asociación de carnicerías en los principales barrios de Montevideo. Hasta que llegaron las desinversiones, se convirtió en una de las mayores cadenas de la capital, en una época en la que llegó a comercializar 100.000 kilos al mes y en la que la nueva rama del grupo familiar entró de lleno en la industria cárnica, con mataderos y exportaciones regulares a varios continentes. Cater Group, cofundada por José Maximino junto con su socio Enrique Misa Martínez, también de origen gallego (Sabarís, en el municipio pontevedrés de Baiona), llegó a mover la quinta parte (500.000 reses por año) de todo el sector cárnico de vacuno de Uruguay. Por decisiones estratégicas, la actividad de las empresas familiares se concentra ahora en un único establecimiento, Mercadito Rivera, un supermercado y carnicería situado en el barrio de Pocitos que se define como “el etiqueta negra de las carnes”. Abre los 7 días de la semana y cuenta con 70 empleados. A los integrantes de la familia Costa Valverde, la pandemia del Covid-19 les ha sorprendido en diferentes ubicaciones, en Montevideo y en Gondomar.
La pandemia del coronavirus ha alterado el ritmo y los hábitos de la investigadora viguesa Beatriz Fernández en pleno postdoctorado en el centro de Florida de la prestigiosa Clínica Mayo, que cuenta con sedes en varios estados del país. “Hemos reducido al mínimo el trabajo de laboratorio, aunque hay cosas que no se pueden cancelar, así que estamos tomando medidas de distanciamiento y reduciendo al mínimo el personal... Estamos teletrabajando en la medida de lo posible, aprovechando para analizar datos, leer artículos científicos y escribir nuevos proyectos”, relata. Su área de especialización es el estudio del metabolismo del cáncer en un modelo de glioblastoma, el cáncer de cerebro más común en adultos. En colaboración con la Universidad de Granada, en la que se doctoró tras licenciarse en Biología en la Universidad de Santiago, da continuidad en Clínica Mayo a las líneas científicas de su tesis y estudia los efectos de la melatonina como posible tratamiento en ese tipo de cáncer de muy elevada mortalidad: “Hemos visto que la melatonina puede reducir la malignidad de las células tumorales de glioblastoma afectando a cómo estas gestionan la producción energética”, explica. Beatriz Fernández describe que las autoridades de Florida decretaron el confinamiento de la población el pasado 3 de abril y destaca que los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos “han abierto líneas de financiación ilimitada para los proyectos más competitivos que investiguen el Covid-19”. Con todo, recuerda que la ciencia tiene sus tiempos y “no es tan sencillo cambiar de una línea de investigación a otra totalmente diferente, además de que el equipamiento y los niveles de seguridad son diferentes”. Formada en las universidades de Santiago, Granada, Alcalá y Bordeaux (Erasmus), la científica viguesa nos cuenta cómo logra mantener la producción investigadora en plena irrupción del coronavirus, y con la preocupación adicional del distanciamiento de su familia y amigos: “Es complicado, porque se genera una sensación de ansiedad que está ahí continuamente, pero aprendes a vivir con ella”.
Su tesis doctoral sobre optimización de comunicaciones entre ordenadores, es decir, sobre cómo hacer más eficientes las comunicaciones entre procesadores de varios núcleos que no son totalmente independientes, fue la gran demostración de que la gallega Sabela Ramos tenía un gran futuro laboral e investigador por delante y que iba a despuntar en el selectivo campo de la informática de altas prestaciones (HPC, High Performance Computing). Y así es, porque está dejando huella en una actividad y en una profesión con estigma y brecha de sexo, por la baja cuota de mujeres. Se formó como ingeniera en Informática en la Universidad de A Coruña y ha sido Premio Fin de Carrera y Premio Nacional a la Excelencia en el Rendimiento Académico Universitario (curso 2008-2009). Completó formación con un postgrado en la prestigiosa Escuela Politécnica Federal de Zurich. En el año 2017 se incorporó a la sede suiza de Google, en la que después de tres años ejerciendo como ingeniera de software en YouTube, en la actualidad trabaja en Google Research en nuevas herramientas para desarrolladores e investigadores. La escalabilidad, la velocidad y las aplicaciones intensivas en datos forman parte de su vida profesional y de su faceta investigadora. En su infancia y juventud, Sabela Ramos tuvo residencia familiar en varias localidades gallegas, entre ellas Padrón y Cee, tal y como recuerda para los lectores de galiciaexterior.com .
Después de 16 años dirigiendo con estilo propio y con múltiples iniciativas el centro de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) en Berna, la ourensana Judit Vega Avelaira ha asumido este curso el reto de reimpulsar el centro de la UNED en Baleares. Con una brillante formación en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Santiago y en plena progresión profesional, cuando parecía predestinada a ejercer la docencia universitaria en Galicia dio un giro a su vida al emigrar a Suiza para formar allí familia. En sus primeros tiempos en el país, su hiperactividad la llevó a compaginar varios trabajos de docente y a colaborar con publicaciones de la Emigración, como Mundo Hispánico (Neuchâtel), La Página (Zúrich), Cartas de España, Nexos Hispano-Suizos... Fue profesora del Departamento de Arte Medieval y del Instituto de Estudios Medievales de la Universidad de Friburgo, investigadora de Arte Medieval en la Universidad de Berna, colaboradora científica de la Universidad de Humboldt (Berlín) y profesora de UNED Senior. También ejerció como docente de Español en la Universidad Popular de Berna y en el Secretariado de Estado para la Economía (Suiza), y fue responsable de Lengua y Literatura Mundial, Lengua Española y Latín en la International School de Berna (Bachillerato Internacional). Es licenciada en Geografía e Historia (USC), Licence ès Lettres, Máster en Historia del Arte (Universidad de Friburgo), licenciada en Antropología Social y Cultural (UNED), Máster en Psicología del Coaching (UNED)... Y habla siete idiomas. Como investigadora se ha especializado en el estudio de la catedral románica de Santiago de Compostela (su trabajo obtuvo la máxima calificación, Summa cum Laude, por la Universidad de Friburgo) y en el Camino de Santiago en Suiza. Nuestra protagonista de Galiciaexterior.com es hija del ourensano Tomás Vega Pato, polifacético autor, artista e investigador en historia, arqueología y heráldica, a quien debemos la normalización del escudo de la provincia y la bandera de Ourense. Judit Vega rememora en esta entrevista la influencia recibida de su padre, quien “nos enseñaba desde críos, nos llevaba a ver cosas y, él mismo, como el mejor antropólogo-arqueólogo, recogía en su cuaderno de campo miles de informaciones. Un tesoro todo lo que ha reunido e investigado”, destaca. La constancia, la fortaleza y las dotes de liderazgo y dirección han tenido también recompensa en la práctica del deporte. En la edición de 2016, Judit Vega inscribió su nombre en el palmarés de la prestigiosa regata Ruta de la Sal, como campeona de la categoría Alfa 2 y subcampeona de la categoría Charter.
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