Contacto

En Bachillerato, en el Instituto Otero Pedrayo de Ourense, con excelentes e inolvidables profesores en la década de los ochenta, experimenté por primera vez una sensación extraña: cada vez que redactaba textos poniendo mucha pasión, mis brazos cambiaban de aspecto. Aparecían (y es literal) los tan populares piel de gallina y pelos como escarpias. Ahí comenzó mi pasión por la escritura, que por desgracia, y ya inmerso en el mercado laboral, tuvo momentos muy difíciles por el desencanto y desencuentro de una profesión que, por el cruce de intereses comerciales y editoriales, se ha ido convirtiendo en auténticas ollas a presión. 

En mis grandes etapas de formación he tenido dos golpes de fortuna. El primero ha sido vivir y convivir al lado de dos maestros del Periodismo de los que he aprendido todo: José Platero y Alfredo Vara. En la delegación de La Voz de Galicia en Ourense he sido sencilla e inmensamente feliz. La redacción era un piso, con su cocina y balcón, y allí hacíamos vida casi como cualquier otro vecino de la calle Juan XXIII, pero llenando páginas con maquetas `cometexto´.

 Y el segundo golpe de suerte consistió en ir acumulando experiencias que me han permitido participar del Periodismo tal vez desde todos los ángulos posibles. He trabajado en radio, prensa escrita regional y local, televisión, Gabinete de Presidencia de la Xunta de Galicia, comunicación corporativa y prensa digital. Y con períodos de residencia y trabajo en distintas ciudades: Ourense, Verín, Vigo, Santiago de Compostela... Como diría a mis jugadores antes de un partido, la visión de conjunto te hace más completo, más rápido, más vivo y más despierto. Y cambia la perspectiva. Ahora eres un bloque, no un único jugador.

Han pasado cuatro décadas, y con muchísimos altibajos de motivación, sigo luchando por disfrutar de la escritura -las escarpias aún regresan de vez en cuando a mis brazos-, especialmente en mi proyecto propio, GaliciaExterior, y también continúo disfrutando cerca de la banda o en la grada de cualquier campo de fútbol (y cancha de baloncesto, de fútbol sala, de balonmano, pista de atletismo...) de Galicia, ahora acompañado de mis dos hijos, Telmo y Martina, mis dos razones de vivir.