África
AMANDA SUÁREZ LÓPEZ - ETIOPÍA
Su primer viaje a Lalibela delante de la famosa iglesia de San Jorge excavada en roca
“Es desgarrador ver cómo se están rompiendo barrios históricos enteros en un país donde es tan importante la convivencia y la vida en comunidad”
Texto: Javier de Francisco ©
Vivió su infancia en Cabana de Bergantiños, en la Costa da Morte, donde sus padres fueron maestros durante dos décadas, y repartió su formación académica entre A Coruña, su ciudad, y Vigo, para cursar la licenciatura en Traducción e Interpretación. Amanda Suárez es además Máster en Enseñanza de Español como Lengua Extranjera (Universidad Internacional Menéndez Pelayo) y Experta en Cooperación Internacional para el Desarrollo (Universidad Camilo José Cela). Desde el año 2011 reside en la capital de Etiopía, Adís Abeba, con un paréntesis profesional en Estados Unidos y otro más personal en Galicia para dar a luz a su hija y también debido a la pandemia y al conflicto armado en Etiopía. Su currículum profesional es multisectorial y se construye con saltos de un continente a otro. Se inicia como auxiliar de conversación en Reims y en Londres, y continúa con el sueño que tendría todo gamer, trabajar en una multinacional de videojuegos: durante un verano ejerció como `localizadora´ (loc tester) en la sede madrileña de EA Electronic Arts, verificando que el texto del videojuego se corresponde con la imagen y no contiene errores. Después vivió su primera etapa en Etiopía, como lectora de español en la Universidad de Adís Abeba durante cuatro años, antes de saltar a otro continente para iniciar una nueva experiencia docente, la de profesora de español y francés como lengua extranjera en Chicago Public Schools (CPS), el distrito escolar de Illinois. Desde Estados Unidos ya comenzó a ocuparse también de la comunicación, marketing digital y redes sociales de la agencia de viajes de su pareja, Inside Ethiopia Tours.
Tras la pandemia, y de vuelta a Galicia, tuvo tiempo durante un curso completo de impartir clases como profesora de francés en un colegio plurilingüe de Santiago de Compostela, antes de establecerse de nuevo en la capital etíope cuando disminuyó la tensión política y militar en el país. El primer año fue profesora de español en el liceo francés Guebre-Mariam y desde el verano de 2023 compatibiliza sus trabajos como profesora de español en la Comisión Económica de Naciones Unidas para África (UNECA) y en la Escuela de la Embajada de Alemania. Amanda Suárez no ha planificado nuevos cambios en su vida, pero no descarta el regreso a España: “De momento estamos bien aquí… Es difícil planificar cuánto tiempo nos quedaremos porque depende de muchos factores como la estabilidad del país y, sobre todo, el coste de vida, ya que Adís se está encareciendo mucho. Por otra parte, también depende de mi hija y cómo ella se sienta aquí. En Adís los colegios internacionales son muy caros y normalmente se convierten en burbujas, así que eso va a condicionar mucho la decisión de quedarnos aquí o volver a España”, explica. Y hay un factor más, el social, por la presión urbanística que están sufriendo los habitantes de las zonas más antiguas de Adís Abeba: “Creo que el problema de Etiopía va para largo y siento que en el ambiente hay mucha resignación, sobre todo ahora que están forzando a la gente que vive en el centro de Adís a tirar sus casas para ofrecerles, en el mejor de los casos, una alternativa en las afueras de la ciudad. Ver cómo se están rompiendo barrios históricos enteros en un país donde es tan importante la convivencia y la vida en comunidad es realmente desgarrador. Por primera vez escuchas historias de suicidios ante la impotencia de no poder sobrevivir”, relata Amanda Suárez.
- Llegaste a Etiopía en 2011 como lectora de español en la Universidad de Adís Abeba. Actualmente vives tu segunda etapa en el país, tras ejercer durante un año como profesora de francés en Santiago de Compostela. ¿A qué se debió ese paréntesis, bastante corto, en Galicia?
- En realidad, después de mi etapa como lectora, que duró cuatro años, regresé a Galicia y al curso siguiente me fui tres años a Chicago como parte del programa de profesores visitantes en Estados Unidos. Cuando terminó el programa, volé directamente a Etiopía. Necesitaba un paréntesis de la enseñanza ya que mi experiencia en Chicago había sido muy intensa, así que empecé a trabajar a tiempo completo en la agencia de viajes de mi pareja, Inside Ethiopia Tours. Hacía ya tiempo que yo me encargaba de ayudarle con la comunicación de los clientes hispanohablantes y cada vez teníamos más demanda, así que sentía que era el cambio que necesitaba. La idea era instalarme de nuevo en Adís de forma indefinida, pero al quedarme embarazada, regresé en 2020 porque quería que mi hija naciera en España. Por desgracia, la pandemia y el posterior conflicto armado en Etiopía cambió mis planes. Decidí quedarme en A Coruña los primeros años de vida de mi hija y fue ahí cuando me incorporé a la enseñanza a tiempo parcial en Santiago. Cuando la situación se “normalizó” en Etiopía decidimos que era un buen momento para regresar, pero para entonces el sector del turismo estaba prácticamente parado debido a las restricciones y la falta de seguridad, así que decidí volver a la enseñanza del español y acepté un puesto en el liceo francés de Adís.
- En Etiopía has sido lectora y profesora de español, pero también agente de viajes y creadora de contenido web. ¿Te gusta trabajar y tener experiencias profesionales en diferentes sectores?
- Creo que lo bueno de mis estudios en traducción es que me han proporcionado herramientas para afrontar distintas facetas profesionales. Yo nunca he ejercido oficialmente como traductora o intérprete y cuando empecé a dar clases de español me di cuenta que me gustaba y por eso decidí especializarme en la enseñanza de ELE (español como lengua extranjera). Por otro lado, mi trabajo en la agencia de viajes fue muy gratificante porque tuve la oportunidad de conectar con gente de muchos países que querían visitar Etiopía, un país que conozco bien y que me ha dado mucho. Además, es un trabajo en el que también he podido explotar mi lado creativo con la creación de contenido web, el diseño gráfico de la empresa y el manejo de las redes sociales. Al final lo que me ha aportado en todos mis trabajos son las ganas de conectar con gente de diferentes culturas, ya sea a través de mi lengua y mi cultura, como a través del país que me cambió la vida.
Con sus alumnos y el periodista gallego Carlos Agulló en su visita a la Universidad de Adís Abeba en 2015
- ¿Ahora mismo sigues compaginando la función de profesora en la Comisión Económica de Naciones Unidas para África y en la Escuela de la Embajada de Alemania? ¿Qué perfil tienen tus alumnos en ambos centros?
- Sí, por una parte imparto clases de español en el programa del Bachillerato Internacional de la escuela alemana a adolescentes de entre 16 y 18 años. La mayoría de mis alumnos son etíope-alemanes, o hijos de expatriados alemanes que trabajan en Adís. Se trata de un centro privado pero bastante pequeño en comparación con otros centros internacionales que hay en la ciudad. Diría que el ambiente es muy relajado y, sobre todo sano y, tanto los compañeros como los alumnos, están muy motivados y son encantadores. De hecho, es el primer centro de educación secundaria donde no he visto ningún problema de comportamiento y eso se agradece. Por otra parte, trabajo en el centro de lenguas de la UNECA (Comisión Económica de Naciones Unidas para África), donde se ofrecen cursos de español en formato híbrido tanto al personal de la Comisión como a personal de embajadas y otras agencias dependientes de la ONU. Seguimos el marco lingüístico de las Naciones Unidas y los alumnos suelen implicarse mucho en las clases ya que estos cursos forman parte esencial del desarrollo profesional y el multilingüismo que promueve el organismo. Desde que trabajo aquí he conocido a gente muy interesante y de países muy diferentes, lo cual es realmente enriquecedor. Creo que por fin he encontrado un buen equilibrio, ya no solo en cuanto a las condiciones laborales, sino también a nivel personal. Me encanta trabajar en ambos contextos.
- Te ha tocado vivir diferentes épocas de estabilidad política y económica en Etiopía. ¿Ha habido momentos muy complicados?
- Llegué a Etiopía cuando Meles Zenawi estaba en el poder y todo el mundo se quejaba de la represión y de las injusticias, sobre todo a nivel económico. Ahora, casi diez años después, tras una pandemia y un conflicto étnico interminable, el país está en pleno boom inmobiliario, con una inflación insostenible para la mayoría de la población, una clase media casi inexistente y con un Gobierno que ha perdido la credibilidad. Abiy Ahmed llegó como el gran salvador del país, les vendió la moto a los etíopes de la paz y la unificación y nunca he visto una Etiopía tan dividida, sumida en un conflicto étnico que no parece que vaya a acabar pronto. Los que se quejaban en 2015 ahora echan de menos aquellos años. Creo que el problema de Etiopía va para largo y siento que en el ambiente hay mucha resignación, sobre todo ahora que están forzando a la gente que vive en el centro de Adís a tirar sus casas para ofrecerles, en el mejor de los casos, una alternativa en las afueras de la ciudad. Ver cómo se están rompiendo barrios históricos enteros en un país donde es tan importante la convivencia y la vida en comunidad es realmente desgarrador. Por primera vez escuchas historias de suicidios ante la impotencia de no poder sobrevivir. A veces me cabrea ver la apatía de la población, pero si miras atrás Etiopía es un país que ha sufrido mucho y es normal que nadie quiera empezar una revolución que saben que les costará la vida.
Con sus alumnos de la UNECA en la celebración del Día del Español, en 2024
- ¿Cómo es tu día a día en una metrópolis como Adís Abeba, que ronda los 5 millones de habitantes?
- Trabajo de lunes a jueves y empiezo normalmente a las 7:30 de la mañana en la escuela alemana. Después de comer rápidamente, cojo un taxi para ir a trabajar a UNECA, donde empiezo a las 12 y termino a las 6:15 de la tarde. Aunque pueden parecer bastantes horas, tengo un descanso de 3 a 5 y ahí aprovecho para corregir, preparar clases y demás tareas, y así no llevarme trabajo a casa. Lo bueno es que vivo al lado de la escuela alemana y eso me permite ir caminando por las mañanas sin el estrés del tráfico, que es bastante insufrible en la mayor parte de la ciudad. Normalmente cocino en casa y llevo mi propia comida ya que intento comer fuera lo menos posible por cuestiones de salud. Lo bueno de vivir en Etiopía es que en casa tenemos ayuda para poder cuidar a mi hija mientras yo estoy trabajando, algo que sé que en España seguramente no me podría permitir.
- ¿Cómo enfocas ahí tu tiempo de ocio y de vacaciones? ¿Cuáles son tus ciudades o lugares predilectos?
- Los fines de semana intento desconectar del trabajo y pasar tiempo con mi hija y amigos. Lo bueno de Adís es que cada vez hay más eventos tanto para adultos como para niños y al haber una gran comunidad internacional, se organizan actividades tanto para familias como para adultos como bazares, conciertos, ciclos de cine... La oferta cultural ha cambiado significativamente desde mi etapa como lectora y eso se agradece mucho. Lo peor en este momento es no poder salir de Adís ya que no es muy seguro hacer viajes en coche por los alrededores. En los últimos años he intentado escaparme al menos una o dos veces al año, ya sea a alguna ciudad del país o a la playa en Kenia. Si tuviera que elegir un lugar de Etiopía sería Lalibela, conocida por sus iglesias excavadas en roca. Es una ciudad de montaña pequeña pero con un gran encanto y con gente muy amable. La vida allí parece que se detiene y esa sensación me encanta.
Su casa actual en Adís Abeba, que representa el contraste entre lo antiguo y lo que está ocurriendo con la construcción de edificios en el centro de la ciudad
- ¿Tienes previsto permanecer en el país durante largo tiempo?
- De momento estamos bien aquí. Quiero que mi hija conozca su parte etíope, creo que es bueno para ella criarse aquí, sobre todo en estos primeros años. Me encanta que ya hable amárico e inglés, además de español, y creo que vivir en Adís, aún con todas sus limitaciones, tiene cosas positivas tanto para ella como para mí en estos momentos. Es difícil planificar cuánto tiempo nos quedaremos porque depende de muchos factores como la estabilidad del país y, sobre todo, el coste de vida, ya que Adís se está encareciendo mucho. Por otra parte, también depende de mi hija y cómo ella se sienta aquí. En Adís los colegios internacionales son muy caros y normalmente se convierten en burbujas, así que eso va a condicionar mucho la decisión de quedarnos aquí o volver a España.
- Tu currículum incluye una estancia de casi tres años en Chicago como profesora de español y de francés. ¿Fue una buena experiencia? ¿Te atrae regresar a Estados Unidos?
- Vivir en Estados Unidos siempre había sido uno de mis sueños y la verdad es que fue una etapa muy enriquecedora tanto a nivel personal como profesional. Pude viajar bastante y profesionalmente fue una gran experiencia, aunque muy dura, ya que el sistema educativo estadounidense es muy diferente al español o a los otros sistemas que conocía, pero por otra parte eso me ayudó mucho a desmitificar el sueño americano. Me encantó vivir en Chicago; me pareció una ciudad muy completa y equilibrada y la verdad es que echo mucho de menos mi vida allí, si bien es cierto que por aquel entonces no era madre y creo que eso lo cambia todo. No descarto volver, pero por ejemplo no me gustaría que mi hija estudiara allí ya que yo sufrí el sistema educativo y sé que no es un buen entorno para ella, así que de momento, si volvemos, será de vacaciones.
Disfrutando de la primera nevada delante de su apartamento en Chicago
- Y tus primeros contactos con el mundo laboral tuvieron lugar en Londres y en Reims... ¿Cuando estudiabas Traducción e Interpretación en la Universidad de Vigo ya intuías un futuro tan viajero y con numerosos cambios de país?
- Bueno creo que para estudiar una carrera como traducción debes sentir esa curiosidad por conocer otras culturas. Siempre he querido viajar y practicar las lenguas que he estudiado con nativos. No solo traducimos la lengua sino la cultura, así que es fundamental empaparse de ambas. A mí me pilló la crisis del 2008 de pleno y no había otra opción en aquel entonces que no fuera irse. Me considero muy afortunada porque siempre que he solicitado una beca o un programa del exterior me han seleccionado y creo que hay que aprovechar la libertad que tienes cuando eres joven para moverte de un país a otro. Lo de Etiopía fue un poco de rebote porque yo estaba en la lista de espera del lectorado para África, así que no tenía ni idea de lo que me encontraría, y al final este país me cambió la vida. Yo soy de las que piensa que cuando aparece una oportunidad así hay que lanzarse, y que el aeropuerto siempre está ahí, en caso de que la experiencia no sea lo que esperamos.
- En Madrid llegaste a trabajar para la multinacional de ensueño para la mayoría de los jóvenes, EA (Electronic Arts). ¿En qué consistía tu aportación?
- Trabajé como localizadora de español. Normalmente los traductores de videojuegos traducen el texto sin la imagen y la labor del localizador es comprobar que el texto del videojuego está bien “localizado”, es decir, que se corresponde con la imagen y que no hay cortes o superposiciones en cajas de texto, por ejemplo. También teníamos que informar si veíamos algún error en las demos que nos iban mandando y que se iban actualizando. En realidad, fue un trabajo de verano, bastante aburrido y aunque el ambiente de trabajo era muy relajado y con gente de muchos países, puedo decir que no fue muy apasionante y me llegó a agobiar bastante. De hecho no he vuelto a jugar a ningún videojuego desde entonces y no tengo intención de hacerlo nunca más.
Con su hija Lia en el paseo marítimo de A Coruña
- ¿De qué zona de Galicia eres originaria? ¿Regresas con frecuencia a Galicia, por ejemplo en la pasada Navidad?
- Me crié en Cabana de Bergantiños, en la Costa da Morte, donde mis padres fueron maestros durante más de veinte años. A los dieciséis años, cuando consiguieron plaza en A Coruña, nos mudamos y allí estudié el bachillerato. Luego me fui a Vigo para estudiar la carrera. Me encanta volver a Galicia y cada vez siento que lo necesito más. Lo bueno de ser profesora es que tengo bastantes vacaciones, así que no fallamos nunca en Navidad y en verano, sobre todo ahora que tengo una hija, ya que quiero que ella pueda disfrutar de su infancia allí con sus primos y sus abuelos.
La escuela alemana (DBSAA) en la que imparte clases de español